Iglesia Metodista Unida y su postura LGBTQ+ – Parte I

 In Caminando en Justicia, Pastoral, Sexualidad Humana, Teología y Cultura

Desde 2019 la Iglesia Metodista Unida en los EE. UU. comenzó un proceso de separación entre sus peregrinos basado en el tema polarizante de las posturas sobre la comunidad LGBTQI+. Hasta el momento, más de 130 congregaciones se han desafiliado del resto de la denominación compuesta por más de 31,000 iglesias.[1] Esta división tendrá consecuencias financieras, que afectará ambos lados. Las iglesias que deseen desafiliarse podrán hacerlo por “razones de conciencia” relacionadas con la homosexualidad, siempre y cuando cumplan con ciertos requisitos.[2] Algunos reportes predicen que las desafiliaciones de iglesias aumentarán y que, de manera simultánea, el presupuesto de la Iglesia Metodista Unida por lo general disminuirá. La junta de la agencia financiera de la Iglesia Metodista Unida, aprobó reducir el presupuesto a un total de aproximadamente $373.7 millones para el cuatrienio 2025-2028.[3] Más allá de las incertidumbres financieras, este desacuerdo ha traído gran controversia sobre interpretaciones teológicas respecto a las prohibiciones de bendecir el matrimonio entre personas del mismo sexo, y la ordenación de homosexuales. ¿Qué tiene que ver la orientación sexual con la gran comisión? ¿Será la Iglesia responsable de los derechos humanos y las libertades civiles? ¿Cuáles son los nuevos desafíos y contradicciones que la denominación Metodista enfrentará en su nueva realidad? Además de contestar las siguientes preguntas, hablaremos de cómo el Jesús de los márgenes nos muestra un modelo a seguir.

Cuando era un adolescente, recuerdo que el hablar del “sexo” en la iglesia era considerado de mala educación; esto todavía puede ser verdad en muchas congregaciones. A pesar de que el “sexo”, es algo completamente humano y creado por Dios, en mi experiencia, era algo de lo que no se podía hablar. Incluso, aquellos adolescentes que hablaban sobre el “sexo” en la iglesia, se les llamaba la atención y los diáconos oraban por ellos para que Dios cambiara su pensar a cosas “sanas y sagradas”, y no pecaminosas como los deseos sexuales. Entonces, el hablar del “sexo” en la iglesia se convirtió en un tabú, ya que se creía que tal comportamiento era demasiado peligroso y maldito para quienes lo realicen fuera del matrimonio.

Pero, ¿qué es el sexo? Y, ¿qué tiene que ver en la relación entre la iglesia y la comunidad LGBTQI+? Para comenzar, el sexo y el género, no son la misma cosa. Aunque es muy común que estos dos términos se intercambien y que para muchos signifique lo mismo, es importante saber la diferencia. Por lo general, el género se considera cultural y el sexo biológico.[4] Por ejemplo, cuando decimos hombre o mujer, nos referimos al género. Cuando hablamos de macho o hembra, nos referimos al sexo. La razón del porqué los términos hombre o mujer son considerados culturales y sociales es porque estos tienen precondiciones establecidas y adoptadas por la sociedad y cultura dominante. Cuando escuchamos frases como, “Los hombres no lloran y las mujeres son histéricas”, estamos ante comportamientos y expectativas forzadas por la sociedad. En cambio, macho o hembra son términos biológicos relacionados solemnemente con poder producir espermatozoides u óvulos. La palabra género se deriva de la palabra latina genus, que significa “clase” o “tipo”. Por ende, el género es la organización social de los cuerpos en diferentes categorías de personas, por lo general, hombre o mujer.[5]

La palabra “sexo”, por otro lado, se utiliza para varias cosas. Por ejemplo, “¿Cuál es el sexo de la criatura?”, en esta ocasión se estaría preguntando sobre el sistema reproductivo de una persona. Pero si decimos, “Tuvimos sexo anoche”, se estaría hablando sobre la participación en una relación sexual. En si, la raíz latina de sexo es sexus que significa “una división”.[6] Una de las funciones del sexo es la reproducción. Algunas especies se reproducen asexualmente, lo que significa que cada organismo individual tiene todo lo que necesita para crear un organismo nuevo igual a él.[7] Algunos ejemplos de estas especies que pueden hacer esto son: la estrella de mar, el tiburón cebra, la serpiente pitón, entre otras. Por otro lado, existen especies que se reproducen sexualmente. Esto significa que toda la información genética necesaria para crear un organismo completamente nuevo no se encuentra dentro del cuerpo de ningún otro, en tales casos, la capacidad reproductiva se divide entre diferentes cuerpos individuales, por lo tanto, macho y hembra.[8] Otra función del sexo es el placer lo cual se relaciona con nuestra sexualidad. La sexualidad es una forma de expresar nuestros gustos sexuales. En la sexualidad descubrimos qué es lo que nos excita y preferimos sexualmente. Según Susan Stryker, Profesora Asociada de Estudios de Género y de la Mujer en la Universidad de Arizona, los términos más comunes que utilizamos para clasificar nuestros deseos eróticos dependen de identificar el género de la persona o personas hacia las que se dirigen nuestros deseos.[9] Por ejemplo, existen orientaciones sexuales como la heterosexual, homosexual, bisexual o polisexual. También podemos ser asexuales, o auto sexuales, o pansexuales. Todos estos tipos de gustos, placeres y preferencias sexuales son normales dentro del cuerpo humano y varían entre personas, dependiendo de su afinidad, inclinación o satisfacción.

La Iglesia Metodista Unida cree que la sexualidad es un regalo de Dios para todas las personas y mientras se utilice con responsabilidad, será bendecida. Además de entender la diversidad de género como un regalo de Dios, la denominación Metodista afirma que la diversidad de género añade a la rica variedad de experiencia y perspectiva humana; y aboga contra las actitudes y tradiciones que usan este buen regalo para dejar a los miembros de un sexo en particular vulnerables y marginados.[10] La sexualidad y orientación sexual son temas de perspectiva humana. Se trata de preferencias y no de rigidez. De acuerdo al Libro de la Disciplina de la Iglesia Metodista Unida, “Todas las personas, independientemente de su edad, sexo, estado civil u orientación sexual, tienen derecho a que se garanticen sus derechos humanos y civiles, y a ser protegidas contra cualquier tipo de violencia.”[11] En otras palabras, la denominación Metodista reconoce la orientación sexual como un derecho civil y asume responsabilidad en ser parte de una colectiva que aboga y protege a quienes son despojados de este derecho.

El apoyo hacia la comunidad LGBTQI+ por parte de la Iglesia Metodista Unida se basa en el ethos de Dios. Una gran parte de la reflexión teológica de la dominación yace en la afirmación de que todas las personas son individuos de valor sagrado, creados a imagen de Dios.[12] Es decir que nuestra sexualidad no solo forma parte de nuestra condición humana, sino que también refleja la creatividad, amor, intención, valor y función de Dios hacia nosotros. La diversidad sexual de los humanos fue creada por Dios, por ende muestra su carácter moral. Es por esta razón que la Iglesia Metodista Unida no condena la práctica de la homosexualidad, sino al contrario, considera que la condenación de esta práctica es incompatible con la enseñanza cristiana.[13] ¿Acaso Dios no nos llama a amarnos los unos a los otros?  Dios nos exhorta a que practiquemos el amor entre nosotros de la misma manera en la que él nos amó. Esta es la única manera en la que el mundo sabrá que somos seguidores de Jesucristo (Juan 13:35).

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[1] Heather Hahn, “Church court clarifies disaffiliation rules”, https://www.umnews.org/en/news/church-court-clarifies-disaffiliation-rules. Accedido 1/27/2023.

[2] Hahn, “Church court clarifies disaffiliation rules”. Accedido 1/27/2023.

[3] Ibid.

[4] Susan Stryker, “Transgender History: The Roots of Today’s Revolution”, (New York, NY: Seal Press, 2017), 14.

[5] Stryker, “Transgender History: The Roots of Today’s Revolution”, 14-15.

[6] Ibid, 32.

[7] Ibid.

[8] Ibid.

[9] Ibid, 33.

[10] From The Book of Discipline of The United Methodist Church, “Social Principles: The Nurturing Community: Women and Men”, https://www.umc.org/en/content/the-nurturing-community#human-sexuality. Accedio 1/31/2023.

[11] From The Book of Discipline of The United Methodist Church, “Social Principles: The Nurturing Community: Women and Men”.

[12] Ibid.

[13] Ibid.

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