LAS RELACIONES ENTRE LOS FACTORES LINGÜÍSTICOS Y LOS MODOS DE EVANGELIZACIÓN. Parte I

 In Caminando en Justicia, Teología y Cultura

Según la RAE, el lenguaje se define como “conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente”, y lengua se define como el “sistema de comunicación verbal.”[1] En este análisis, es posible hallar como nomenclatura 4 a 5 tipos de lenguaje a nivel general (Verbal, no Verbal, natural y artificial) y cada uno de ellos con diversos subtipos. En caso de la lengua se estima que existen alrededor de 7000 tipos en el mundo. En el caso de ésta última, solo 28 son habladas por más de 50 millones de personas en el mundo.[2]

En el caso de Chile, el servicio nacional del patrimonio cultural indica a la lengua castellana como la oficial, y coexiste con seis lenguas habladas a lo largo del territorio nacional.[3] Por lo que ésta nación no se constituye solo de una única de lengua, sino más bien, de una diversa riqueza, predominantemente indígena. Esto trae consigo la relevancia de contemplar diversos códigos, signos y símbolos a la hora de comunicar.

Entonces, la pregunta que surge es ¿cómo evangelizamos a nuestro prójimo si éste posee una lengua y un sistema lingüístico diferente al nuestro? ¿Cómo transmitimos nuestra fe en un contexto cultural con signos, códigos y símbolos particulares?

Resultaría impropio transgredir los principios de cada cultura con un autoritarismo imponente con el fin de evangelizar. Sería poco consecuente con las enseñanzas plasmadas por Jesús en la cual exhorta amar al prójimo. En la obra de Enrique Dussel La evangelización latinoamericana, encontramos la siguiente expresión: “Evangelizar comienza por el respeto de la dignidad del otro”.[4] Lo manifiesto sin dudas nos invita a tener prolijidad ante la proximidad con otro.

Si se ha de tener respeto por la dignidad del otro, resulta vital comprender los factores en cada comunidad. Conocer sus dimensiones sociales, políticas y culturales. Como también la composición de toda relación interpersonal.

En el caso del contexto Chileno (a modo de ejemplo) el proceso de inmigración ha generado una multiculturalidad. Esto también ha sido un fenómeno en la composición de las comunidades de fe. Por tanto, una comunidad de fe, en el contexto de Chile, ha de tener la apertura a los creyentes inmigrantes que se han incorporado a cada congregación. No solo ello, sino comprender los factores lingüísticos a  la hora de evangelizar y por cierto, buscar los métodos que favorezcan el estudio de la palabra del Señor.

Justo González hace énfasis en cómo la lectura de la biblia en español trajo diversas conexiones con doctrinas y dogmas.[5] La lectura de la biblia en español favoreció el acercamiento de dos mundos y las misiones permitieron un puente a la educación y a la cultura. Es indudable que el alcance fue más allá de la evangelización misma, pues, el ámbito lingüístico acrecentó la cosmovisión. Permitió el acercamiento de lo que es ceñido al texto con los principios establecidos en el protestantismo cristiano-evangélico.

Evangelizamos comprendiendo primeramente el contexto en el cual nos hemos de insertar. También evangelizamos conociendo el lenguaje y las formas de comunicación que poseen las culturas. Así, evangelizamos haciéndonos parte de la comunidad.

Para brindar una ilustración, he de utilizar una ejemplificación contextual con el caso del protestantismo en Chile:

¿Cómo es que del otro lado del mundo, se gestó el gran movimiento de éste último en una nación que ha sido descrita como el último rincón del mundo? ¿Cómo es que se abrió paso y cuáles fueron los factores lingüísticos que primaron para alcanzar con el evangelio un nuevo mundo?

Según  nos refiere Ignacio Vergara, en su obra El protestantismo en Chile, que el protestantismo en este país surgió en tres etapas: en una primera etapa encontramos iglesias salidas directamente del movimiento del siglo XVI, e iniciado respectivamente por Lutero, Enrique VIII y Calvino: la luterana, anglicana y calvinista respectivamente. En una segunda etapa, encontramos iglesias nacidas en el interior de las señaladas, por un movimiento de renovación o «avivamiento» interno, que hacen de esas iglesias entidades autónomas e independientes de las iglesias «establecidas» u oficiales. Finalmente, en la tercera etapa, encontramos el movimiento pentecostal y otras iglesias nacidas juntamente con él a fines del 1800 y a inicios del 1900.[6]

Respecto a la dimensión lingüística del continente europeo y las barreras idiomáticas, requirieron un esfuerzo extra por parte de los misioneros para evangelizar en una tierra desconocida. No es un misterio cómo en diversos países sudamericanos la obra evangelizadora estuvo en manos de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Sociedad que tuvo su fundación en el siglo pasado y que tenía como objetivo la difusión de la biblia alrededor del mundo y a bajo costo para que lograse estar al alcance de todos y todas.

Fue así, cómo emplearon el sistema de “colpoltores”. En otras palabras, personas encargadas de recorrer pueblos y campos ofreciendo personalmente la Biblia, aún en los rincones más apartados.[7] No fue sorpresa cómo se fue gestando la evangelización en el contexto de Chile. Los factores lingüísticos, el idioma, la lengua o el lenguaje, no fueron impedimento. Más bien, el avance del proceso de evangelización tuvo como puente el ámbito político y el educacional. Así, el primer colpoltor que llegó a Chile fue James Thompson en el año de 1821.

Thompson era agente de la sociedad bíblica, pero también docente y organizador del sistema conocido como “lancasteriano”. Sus destrezas le permitieron ser contratado por el gobierno de Chile. Thompson no solo logró implantar su sistema educacional en Sudamérica, sino también presentó un acierto al colocar como texto de lectura la misma biblia, llegando está a infinidad de hogares. Thompson es, sin dudas,  un ejemplo de utilizar las puertas que se van abriendo para evangelizar y ver en ellas una oportunidad de expansión.

La iglesia en Chile no fue constituida por medio de métodos complejos o sofisticados, estos no gestaron la evangelización, sino que Dios concedió que una puerta se abriera, y ésta fuera el punto de entrada del protestantismo en Chile y su expansión. Fueron vidas dispuestas a respetar la dignidad del otro las que evangelizaron. No hubo métodos autoritarios de evangelización, sino, que se predicó desde el respeto y lo empatía.

Fueron los medios educativos los que permitieron que la lectura de la Biblia en español estuviera al alcance de todos los habitantes en Chile. Por ejemplo, en las comunidades indígenas, quienes poseían la destreza de la lengua, concedían las primeras traducciones vía expresión verbal para llegar a los más recónditos lugares y subculturas.

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[1] Diccionario esencial de la lengua española. Disponible en: https://www.rae.es/desen/lenguaje. Extraído el día 21 de Noviembre 2023

[2] Artículo Publicado Por Gobierno de México. Conmemoración de la lengua materna: https://www.gob.mx/inpi/es/articulos/dia-internacional-de-la-lengua-materna-2020-235604?idiom=es#:~:text=Aunque%20es%20una%20tarea%20casi,43%25%20est%C3%A1%20en%20peligro%20de  Extraído el día 21 de Noviembre 2023

[3] Disponible en:  https://www.pueblosoriginarios.gob.cl/lenguas-indigenas-en-chile Extraído el día 21 de Noviembre 2023

[4] Enrique Dussel, Historia general de la iglesia en América Latina. Tomo I : introducción general a la historia de la iglesia en América Latina, Disponible en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/otros/20120215111615/7cap4.pdf

[5] Justo L. González. Teología liberadora. Enfoque desde la opresión en una tierra extraña, Buenos Aires, Kairos, 2014

[6] Ignacio Vergara. El protestantismo en Chile, Santiago de Chile, Editorial del Pacifico, 1962

[7] Ibid

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Cristian Sepulveda Jara

35 años, Chillán, Chile.

Pastor Maestro en la Iglesia Metodista Libre de Chile. Docente de Seminario. De profesión Psicólogo y con Postítulos en Psicología Clínica. Desempeña labores en salud pública como privada. Posee Bachiller en Teología. Cursa Licenciatura en Teología en Asbury Seminary, EEUU. Como escritor, realiza publicación en el  2019 de su primer Libro titulado: Narcisismo en líderes evangélicos.

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