LAS RELACIONES ENTRE LOS FACTORES LINGÜÍSTICOS Y LOS MODOS DE EVANGELIZACIÓN. Parte II

 In Caminando en Justicia, Teología y Cultura

En la primera parte de este artículo vimos como la evangelización en Chile se dio mediante el entendimiento lingüístico y la empatía cultural. Ahora, en esta segunda parte trataremos de avanzar profundizando en el tema.

Según los historiadores, no fue sino hasta el año 1845 con la llegada de David Trumbull que se concreta la llegada a Chile del primer protestante misionero estable. Logró tener una influencia en los acontecimientos históricos de la época. Tanto que se consumó la presencia de los primeros congregacionalistas en la V Región.

Tal fue el auge que promovió Trumbull, que en el año 1868 se formó la que podríamos decir que fue la primera iglesia evangélica chilena con cuatro nativos. Ese mismo año se tuvo ya el primer culto en castellano.[1]

En el caso del metodismo, con la llegada de William Taylor en 1877 surge el creciente movimiento en Chile. Taylor fue un obispo metodista norteamericano y conquistador inquieto cuyo sistema consistía en fundar escuelas para la enseñanza del inglés y otros ramos para empezar por ahí la obra misionera. Es así, como esas mismas escuelas y colegios fueran después capaces de mantener a sus misioneros con sus obras. Así nacieron en Chile, el Santiago College, el Iquique English College, y el colegio inglés de Concepción. Uno de los hitos a resaltar es que Taylor no recibió aporte financiero de ninguna entidad misionera.[2]

Hoy en día en Chile, según la oficina nacional de asuntos religiosos,[3] existen alrededor de 3000 denominaciones evangélicas en Chile. Además se aprobó el día 31 de Octubre como el día nacional de la iglesia evangélica y protestante en Chile. Es inevitable no dar gracias a Dios por cómo la evangelización ha tenido fuerza. Si bien no ha estado ajena a dificultades, diversos hombres y mujeres han  buscado puentes que derrumben barreras o limitancias. Quién lo diría: la política y el sistema educacional serían el medio de evangelización.

Llegado a esto punto, resaltamos en cómo la iglesia tiene la misión fundamental de anunciar el evangelio. La lengua y el lenguaje no pueden ser limitantes, tampoco una barrera. Se han de buscar los recursos y estrategias para que todo pueblo y nación sea alcanzado.

Es significativo cómo a lo largo de la historia se han utilizado diversos lenguajes acordes a cada momento y cultura. En este punto, me parece propicio compartir un extracto académico de una publicación realizada en la Revista Anual de Ciencias Eclesiásticas en el año 2015:

«El Evangelio es un mensaje universal ofrecido por la comunidad eclesial a cada persona que vive su vida y su fe en una comunidad local, en un contexto determinado. Esto supone que hablar en lenguajes culturales, por una parte, nos lleve a diversos niveles de concreción de expresiones culturales y tradiciones desde los lugares concretos; y, por otra parte, nos invite a reflexionar sobre la especificidad del lenguaje de la evangelización en el tiempo y el espacio».[4]

El evangelio como mensaje universal ha traído consigo el poder transmitir la fe no sólo de manera verbal, sino también escrita. Por ende ha requerido un arduo trabajo de diversas traducciones de la biblia. En la actualidad alcanza una cifra de traducción a un número de 450 lenguas de forma total. En el caso de traducciones parciales, alcanza una cifra de cerca de 2000. La Biblia hoy en día es el libro más traducido de la historia. No sólo esto, sino, que ha permitido el progreso y desarrollo de diversas culturas.

Cobra más vida aún el texto que nos expresa: «Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Mateo 16:15). Deja en evidencia la evangelización no cómo algo optativo, sino como un mandato. Se ha de disponer toda estrategia que favorezca su expansión. Junto con ello, implementar todo mecanismo lingüístico que permita conceder cercanía a toda persona sin excluir a nadie por raza, sexo, edad, lengua o nación: ¡el evangelio es universal! Tarea y ardua labor para toda obra no sólo misionera, sino, para cada creyente. Como bien ha sido expresado en la primera parte de este artículo, teniendo respeto por la dignidad de cada persona. Teniendo comprensión con cada cultura. Cosa que se logra mediante un estudio previo de cada comunidad que permita adentrarse en los códigos, símbolos y elemento de la comunicación que poseen de manera particular cada territorio.

Así como ha sido expandida la obra evangelizadora en Chile, se constituye un desafío expandirse en pueblos indígenas y nativos del territorio nacional. No buscar la imposición de los principios protestantes. Más bien, prioriza la obra comunitaria y social que permitan acercamientos. Aquí es clave que todo factor lingüístico no sea impedimento para la evangelización. Pero también es vital comprender que al no lograr romper y afrontar las barreras idiomáticas, muchos no serán alcanzados y tristemente la comunidad cristiana será responsable. ¿Por qué? Porque la Biblia lo exhorta: «¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?» (Romanos 10:14).

¡Dios ayude al pueblo cristiano en su labor evangelizadora…!

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[1] Ignacio Vergara. El protestantismo en Chile, Santiago de Chile, Editorial del Pacifico, 1962

[2] Surge el nombre de Juan Canut de Bon.  Hombre que fue decisivo para la popularidad del movimiento protestante en nuestro país. En efecto, hacia 1891, se unía a los metodistas el insigne predicador del Evangelio en Chile. Tal es, que él dio apellido a los evangélicos chilenos

[3] https://www.onar.gob.cl/ Extraído el día 22 de Noviembre 2023

[4] Disponible en: https://www.academia.edu/es/82587995/Lenguajes_culturales_de_la_evangelizaci%C3%B3n_presentaci%C3%B3n . Extraído el día 22 de Noviembre 2023.

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Cristian Sepulveda Jara

35 años, Chillán, Chile.

Pastor Maestro en la Iglesia Metodista Libre de Chile. Docente de Seminario. De profesión Psicólogo y con Postítulos en Psicología Clínica. Desempeña labores en salud pública como privada. Posee Bachiller en Teología. Cursa Licenciatura en Teología en Asbury Seminary, EEUU. Como escritor, realiza publicación en el  2019 de su primer Libro titulado: Narcisismo en líderes evangélicos.

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