Santería: Religión Afrocaribeña

 In Teología y Cultura

Fuerza bahiana,

fuerza africana,

fuerza divina,

ven aca.

Ven a ayudarnos.[1]

Hace varias semanas, publiqué un artículo llamado El Baquiné: Tradición Afrocaribeña, en donde comparto el significado cultural y espiritual de lo que conlleva un baquiné. Escribí ese artículo con la intención de enfatizar tradiciones afro-caribeñas que se han desvanecido a través de los años. No solo intento revisitar estas costumbres y auto reflexionar en que tan sincronizadas están en la cultura caribeña, sino que, a través de estas observaciones, propongo una descolonización y descentralización de sistemas de fe occidentalizados, que solo oprimen y juzgan otras alternativas, por el hecho de ser diferentes. Al explorar y reconocer estas tradiciones heterodoxas, intentó iniciar un diálogo que brindará significados ocultos hacia la comunidad caribeña y dará a luz inéditos textos que abrirán una oportunidad de expresión a distintas voces y acercamientos.

En este artículo hablaré brevemente de la Santería y sus conexiones como religión en la historia del Caribe. No me embarcaré en profunda investigación sobre cómo se practica la Santería, sino que me enfocaré en su influencia y relevante función dentro de la cultura caribeña.

Desde el descubrimiento de las Antillas, a finales del siglo XV, las islas y sus habitantes han sido víctimas de explotación para el beneficio y desarrollo económico de países como España, Estados Unidos e Inglaterra, entre otros. El comercio atlántico de esclavos expandió sus horizontes, dando paso a rutas comerciales entre Europa y sus colonias. Como, por ejemplo, las Indias Occidentales y África. En esta red de comercio internacional, el intercambio de bienes por esclavos fue exhausto. Aproximadamente 11 millones de esclavos fueron trasladados y un mínimo de 2 millones murieron durante los horribles viajes del Atlántico. A causa del mercantilismo capitalista, los indígenas y africanos fueron violentamente arrebatados y atropellados por el tráfico humano. En medio de este genocidio nace el mestizaje entre las culturas europeas, indígenas y africanas. Desde entonces, estas manifestaciones «trirraciales»[2] y multirraciales dieron vida a un complejo entrelazamiento de economías, políticas, historias, y religiones, así como la santería. El historiador Eduardo Galeano relata que

«Los dioses africanos continuaban vivos entre los esclavos de América, alimentados por la nostalgia, las leyendas y los mitos de las patrias perdidas. Parece evidente que los negros expresaban así, en sus ceremonias, en sus danzas, en sus conjuros, la necesidad de afirmación de una identidad cultural que el cristianismo negaba. Pero también ha de haber influido el hecho de que la Iglesia estuviera materialmente asociada al sistema de explotación que sufrían.»[3]

Bajo la opresión de los colonizadores por medio del mercantilismo capitalista y la fe cristiana, nace entre los esclavos, esta resistencia espiritual de preservar sus creencias religiosas. A pesar de que la religión católica trató de evangelizar lo que se consideraba el “nuevo mundo”, la población negra conservaba sus tradiciones africanas y su fe religiosa camufladas tras las figuras sagradas del cristianismo. Fue por estas invasiones coloniales que el sistema de creencias de los Yoruba se convirtió en parte de la cultura latinoamericana, específicamente, cuando la Cuba colonial comenzó a importar esclavos africanos para desarrollar los centros urbanos y trabajar en las minas y haciendas azucareras.[4] Es en este espacio donde las divinidades del vudú de Haití, el bembé de Cuba y la umbanda y la quimbanda de Brasil son más o menos las mismas, dentro de la transfiguración que han sufrido, al nacionalizarse en tierras de América, los rito y los dioses originales. Y aún más en el Caribe y en Bahía, en donde todavía se entonan los cánticos ceremoniales en nagô, yoruba, congo y otras lenguas africanas.[5]

La santería se puede describir como una religión que practica el adorar muchos santos. La santería proviene de raíces africanas, específicamente de la regla de Ocha de Yoruba. Sus feligreses suplican a distintos santos de acuerdo con sus necesidades. De acuerdo con Miguel A. De La Torre y Edwin David Aponter, la santería es también «conocida como religión lúcumí, es producto de un espacio religioso creado por quienes subordinaron el ejercicio arbitrario del poder impuesto por los católicos españoles a sus esclavos africanos.»[6] Como acto de resistencia y sobrevivencia, muchos indígenas y africanos continuaron luchando contra los colonizadores preservando, conjuntando y asociando creencias religiosas de su propia cultura con el cristianismo europeo. Es decir, que los componentes de la santería consisten en creencias occidentales expresadas como un catolicismo popular, el culto a los orishas (dioses africanos) practicado por los Yoruba de Nigeria y el espiritismo kardeciano del siglo XIX, que fue popularizado en el Caribe.[7] Es muy importante recalcar que la Santería reconoce la existencia de un Dios supremo llamado Olodumare. Este Dios supremo, se puede percibir como una energía conocida como ashe, la cual es sobrenatural y divina.

Algo muy común dentro de la santería es el sacrificio de animales. Estos sacrificios son interpretados como ofrendas en dedicación a distintas deidades (orishas). Rituales como estos, son guiados por un Babalawo, el cual toma la función de un gran sacerdote. A diferencia de un Babalawo, también existen los santeros/as, que actúan como mediadores y representantes de específicos orishas. Es decir, a cada santero/a le es consagrado un santo, lo que manifiesta una fuerza divina específica. Estos rituales de sacrificio se llevan a cabo «debido a que el universo es tan vasto, Olodumare no tiene tiempo para involucrarse directamente en los asuntos de los humanos. En consecuencia, cuando se sacrifica un animal a Babalu-Aye, el practicante está adorando la parte de Olodumare ejemplificada en este orisha en particular.»[8]

Podemos estudiar la santería y categorizarla como una religión popular latina. Sin duda alguna, la santería es una religión creada por el pueblo. Una religión popular, en mi interpretación, son aquellas expresiones “no oficiales” y fuera de las instituciones de poder, que se han (re)establecido, revolucionado y que han releído nuevas narrativas, mostrando una distinta realidad del significado de lo divino y sagrado, y, por ende, enfatizando otro punto de vista como posible alternativa. El teólogo C. Gilbert Romero describe la religión popular como «una forma de devoción popular entre los hispanos basada más en elementos de la cultura indígena que en los patrones oficiales de adoración católica romana.»[9] Orlando Espín aclara que la santería, cuando se estudia frente a sus raíces africanas, muestra el mismo proceso y adaptación a otras religiones populares. Espín explica que la santería, tiene el mismo proceso que otras religiones y que esta fue solo una adaptación del contexto africano al contexto de esclavitud africana del caribe[10] El autor ilustra lo importante que es reconocer y considerar todo tipo de fe que proviene y se manifiesta en el pueblo para poder acercarnos más al corazón, que es lo más importante para Dios:

«Al tratar con la religión popular, a menudo con las mejores intenciones, los teólogos y científicos sociales latinos [sic.] deberían preguntarse si realmente quieren ayudar a sus comunidades a reflexionar sobre su propio universo religioso y sus propias premisas existenciales, latinamente y, por lo tanto, en una forma culturalmente auténtica. Sólo así los académicos pueden contribuir sin profanar o violar a su propio pueblo.»[11]

Como ya he dicho antes y lo seguiré ilustrando, es nuestro deber, como teólogos y científicos sociales, encontrar y practicar otras alternativas para mostrar la gracia y el amor de Dios. Estoy de acuerdo con la teóloga Fernanda Casar, cuando dice que las teologías poscoloniales nos pueden ayudar con una lectura más profunda, del fenómeno de la pluralización de sujetos e identidades teológicas como la de los indígenas. Casar explica:

«Las Teologías Poscoloniales, son conscientes de que existen otras maneras de percibir la realidad, y que, aunque los métodos que te lleven a otras percepciones distan mucho de los métodos tradicionales europeos, son igualmente válidos, y generan reflexiones teológicas mucho más conectadas a la realidad, que responden a las problemáticas actuales de nuestro mundo (o al menos tratan de hacerlo).»[12]

Es por eso por lo que considero que el pluralismo nos ayuda a reconocer que existen múltiples, tal vez infinitos, tipos de realidades. Utilicemos la tolerancia, las ciencias sociales, y las teologías poscoloniales como herramientas para entender un pluralismo teológico. A través de estas podremos deducir que:

«Todas las perspectivas teológicas de los latinxs no pueden clasificarse únicamente como cristianas. En muchos casos, componen una mezcla de cristianismo y otras tradiciones religiosas, a las que generalmente se oponen las “instituciones religiosas oficiales”. Sin embargo, para los marginados, estas expresiones religiosas intentan proporcionar un remedio inmediato para la lucha de la vida cotidiana, una vida cargada de opresión institucionalizada.»[13]

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[1] Eduardo Galeano, “Las Venas Abiertas de América Latina”, (Ciudad de México, México: Siglo XXI Editores, 2004), 116.

[2] Con este término me refiero a la combinación descendiente de tres razas aisladas en la cual toda cultura de sus descendientes está entrelazada.

[3] Galeano, “Las Venas Abiertas de América Latina”, (Ciudad de México, México: Siglo XXI Editores, 2004), 114.

[4] Miguel A. De La Torre y Edwin David Aponte, “Introducing Latino/a Theologies”, (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2001), 129.

[5] “Las Venas Abiertas de América Latina”, (Ciudad de México, México: Siglo XXI Editores, 2004), 115.

[6] De La Torre y Aponte, “Introducing Latino/a Theologies”, (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2001), 128.

[7]  Ibid, 128.

[8] Ibid, 129.

[9] C. Gilbert Romero, Hispanics Devotional Piety: “Tracing the Biblical Roots”, (Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 1991), 2.

[10] Orlando O. Espín, “The Faith of the People: Theological Reflections on Popular Catholicism”, (Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 1997), 114.

[11] Espín, “The Faith of the People: Theological Reflections on Popular Catholicism”, (Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 1997), 169.

[12] Fernanda Casar, “Teologías Poscoloniales. Análisis y Crítica”, https://caminandoenjusticia.com/teologias-poscoloniales-analisis-y-critica/. Accedido 06/07/2022.

[13] De La Torre y Aponte, “Introducing Latino/a Theologies”, (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2001), 135.

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