Iglesia Metodista Unida y su postura LGBTQI+ Parte 2

 In Caminando en Justicia, Sexualidad Humana

   En el previo artículo, Iglesia Metodista Unida y su postura LGBTQI+ Parte 1, hablamos sobre los momentos polarizantes que la denominación metodista está pasando al publicar su compromiso hacia la comunidad LGBTQI+. Esta decisión ha traído una incomodidad entre sus propios miembros provocando la desafiliación de más de 130 congregaciones en los EE.UU. Las desafiliaciones han creado una gran conmoción, algunas incluso han terminado en demandas judiciales, necesitando la intervención del tribunal superior de la Iglesia Metodista Unida para decretar disputas sobre propiedades, préstamos sin pagar, pensiones por cumplir, entre otras cosas. Muchas de estas congregaciones que están considerando la separación, podrán enfrentar una salida costosa, por ende, algunas conferencias están dispuestas a exigir que se pase por un proceso de discernimiento de al menos ocho meses, para asimilar el impacto de la partida y que se lleven a cabo al menos cuatro sesiones de debate entre miembros. Fuera de esta situación precaria, la denominación metodista enfrenta la oportunidad de demostrar cómo hacer ministerio con una comunidad marginada tal como lo es la LGBTQI+. En este ensayo continuaremos hablando sobre los nuevos desafíos que la Iglesia Metodista Unida enfrenta y cómo su teología práctica descentraliza paradigmas incompatibles con la enseñanza cristiana. Discutiremos también sobre la cultura moral del primer siglo y cómo la aplicación de ella nos exige un estilo de vida retrógrado y chauvinista. Estas diferencias nos brindarán nuevas interpretaciones bíblicas más aplicables de acuerdo a la realidad y necesidad que existe en nuestra sociedad contemporánea. 

   La deconstrucción de los términos “sexo” y “género” es crucial para entender las complicaciones que estas tienen en nuestra sociedad. Como habíamos dicho antes, a pesar que por costumbre estos términos son usados como sinónimos, no lo son. Mientras el primero se refiere a lo biológico, el segundo se enfoca en una identificación social. Por ende, cuando hablamos de macho o hembra, estamos describiendo el sexo de una persona, en cambio, cuando discutimos de hombre o mujer, estamos mencionando el genero de la misma. Estos usos y significados de palabras pueden causar mucha frustración y resistencia, ya que no es lo acostumbrado y/o aceptado, sin embargo esta disimilitud y disyunción es necesaria para entender el dilema social y los derechos que existe con la comunidad LGBTQI+. No cabe duda que esta es una nueva connotación para muchos y que pueda traer confusión, empero es importante reconocer que la evolución y desarrollo de los seres humanos, tanto físico como cognitivo, son inevitables y no estáticos. Por ende, nuevos conocimientos y comportamiento del ser humano nacen a través del tiempo. Las modificaciones sociales son constantes y se aferran a nuestra inestable realidad humana. 

   De este modo, discutir construcciones sociales como el término “género” y las precondiciones que dicho término ha creado, es imprescindible para hacer sentido a muchos de nuestros problemas sociales en este nuevo milenio. Las precondiciones y presunciones que la sociedad ha creado en cuanto a los géneros, no sólo han sido necesarias y útiles, sino también limitadas. Tenemos que entender que estas precondiciones y presunciones refuerzan estereotipos que no todos quieren tener. La siguiente rima infantil es un ejemplo de precondiciones, presunciones, y limitaciones que se crean inconscientemente en base a los géneros: 

 ¿De qué están hechas las niñas?

Azúcar y sazón

y todo bueno

De eso están hechas las niñas pequeñas.

¿De qué están hechos los niños pequeños?

Traviesos y caracoles

Y colas de cachorro

De eso están hechos los niños pequeños.

   A pesar que esta canción de cuna es muy graciosa y tierna, y se canta con mucha alegría, irreflexivamente puede crear un sinnúmero de expectativas sociales que imponen y esperan ciertos criterios de comportamiento sobre las niñas y niños. En este caso, a las niñas se les asume en ser dulces, amables, y buenas. Todo lo contrario sería un error para la sociedad. Por otro lado,  de los niños se espera que sean inquietos, asquerosos y raros. Lo opuesto sería una paria social. Dichas expectativas y estereotipos aunque sean comunes, no son absolutos. Existen niñas que no son pasivas y les encanta aventurarse en travesías. De igual manera, puede haber niños que les guste la cocina y no involucrarse en juegos riesgosos. El sexo o género, no determinan el carácter o comportamiento de un ser humano. De acuerdo a Robert W. Greene y Jon M. Shepard, «esta forma de pensar se llama determinismo biológico: la creencia de que las diferencias de comportamiento son el resultado de características físicas heredadas». En todo caso, las expectativas y presunciones de los comportamientos de géneros son construcciones sociales que comienzan en la infancia, que limitan y no deberían de ser reforzadas.  

   La intolerancia de algunas iglesias sobre el estilo de vida de la comunidad LGBTQI+ no solamente viene porque corrompe e interupe expectativas sociales, sino también porque para estos, la homosexualidad en la biblia está considerada como un pecado, por ende Dios lo prohíbe. Antes de llegar a tales conclusiones, deberíamos de ser más precavidos en ser tan explícitos, sin haber antes estudiado y escudriñando los textos bíblicos. Esto nos ayudaría a evitar malas interpretaciones. Ante todo, no hay mejor teología, que aquella que refleja y conoce el corazón de Dios, la cual nos conduce a amar a todos. Cuando hablamos de interpretar textos bíblicos estamos acudiendo a la hermenéutica. Como parte de mi propio método de decolonización, dentro de mí hermenéutica, siempre tomo por consideración los siguientes agentes: lenguaje, cultura, contexto, historia, teología y subjetividad. La aplicación de estos me ayuda a entender las historias bíblicas y sacar de ellas sentido, no solamente en su origen, sino también en mi presente. El antropólogo Bruce J. Malina nos exhorta a reflexionar con la siguiente noción de que «si los comentaristas, historiadores y lectores ordinarios de la Biblia derivan significados del Viejo y Nuevo Testamentos, la pregunta que podríamos hacerles es si esos significados provienen de su historia cultural o de la historia cultural de las personas que produjeron los documentos». Precondiciones, presunciones, y limitaciones dentro de sistemas culturales y sociales, así como lo acabamos de discutir, también existían en el primer siglo y sería un grave error quererlos imputar a generaciones y civilizaciones posteriores, como las de este siglo. De acuerdo a Bruce J. Malina usar experiencias personales como norma para el comportamiento humano sería bastante egocéntrico y miope. Esto también es conocido como etnocentrismo, lo cual implica imponer sus propias interpretaciones culturales de personas, cosas y eventos a otras personas. Cuando se aplica a la historia, tal etnocentrismo es conocido como anacronismo de manera que impone los artefactos culturales, significados y comportamiento de su propio período a las personas del pasado o presente.

   Me temo que estos anacronismos son más frecuentes de lo que pensamos y guían muchas de las conversaciones e interpretaciones bíblicas que se discuten en muchas iglesias. Al comparar el primer siglo con el tercer milenio es inevitable concluir que muchos sistemas culturales y sociales, escritos en la biblia, contradicen nuestra realidad. Estas inadecuadas interpretaciones no solamente son erróneas e inútiles, peor aún, nos aleja del corazón de Dios. ¿Es esto lo que está sucediendo entre iglesias que no aceptan a la comunidad LGBTQ+? ¿Qué ideas del período helenístico, o reglas de la civilización grecorromana, o costumbres de la sociedad mediterránea estamos todavía tratando de preservar? ¿Y qué tienen que ver estas con el amor de Dios? ¿De qué manera estas culturas antiguas y sistemas sociales retrógradas nos limitan a trabajar y conocer más de un Dios trascendente? En los próximos artículos continuaremos esta conversación.  

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[1] Heather Hahn, “Church court clarifies disaffiliation rules”, https://www.umnews.org/en/news/church-court-clarifies-disaffiliation-rules. Accedio 02/10/2023

[2] Robert W. Greene and Jon M. Shepard, “Sociology and You”, (New York, NY: McGraw-Hill Education, 2014). Teacher Resources: Inequalities of Gender and Age: Sex and Gender Identity

[3] Bruce J. Malina, “The New Testament World: Insights from Cultural Anthropology”, (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2001), p.10

[4] Malina, “The New Testament World: Insights from Cultural Anthropology”, p.10

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