El pensamiento escatológico de Pannenberg. Parte 2

 In Caminando en Justicia, Teología y Cultura

Introducción

En la primera mitad de este ensayo, hemos explorado en detalle las concepciones teológicas de Wolfhart Pannenberg, centrándonos en su visión de la historia como un fenómeno teológico, su reconocimiento de la dimensión religiosa inherente a la experiencia humana y su énfasis en la revelación divina manifestada en Jesucristo. Estas ideas nos han brindado una comprensión inicial de la cosmovisión pannenbergiana y nos han preparado para adentrarnos ahora en la segunda parte de este ensayo, donde profundizaremos en la escatología pannenbergiana y su visión de la consumación escatológica de los tiempos. En esta sección, también exploraremos cómo Pannenberg concibe la revelación divina en el curso de la historia, y analizaremos cómo estas ideas se entrelazan con la primera parte del ensayo, proporcionando así una visión más completa y coherente de la teología de Pannenberg en su conjunto.

III Jesucristo como anticipación de la revelación divina

Sabemos que la teología pannenbergiana gira en torno a la afirmación de que Dios se revela a sí mismo en la historia. Esta revelación es sumamente importante en cuanto a la comprensión de la realidad de Dios y cómo esta realidad se pone de manifiesto a través de las diferentes experiencias religiosas, aunque dichas experiencias no puedan aún ser validadas como revelación. En su obra Revelación como historia, Pannenberg plantea que, si bien es posible hablar de Jesucristo como revelación histórica de Dios, dentro de un marco de revelación progresivo y gradual, el pleno conocimiento de Dios queda todavía inconcluso y abierto, ya que la totalidad de la deidad queda aún por definirse en el devenir de la historia, puesto que aún hay aspectos de Dios y de su voluntad que no han sido completamente revelados (Balmforth, 1970).

En lo particular, se destaca la importancia de la continuidad entre la religión judía y la religión cristiana, y se sostiene que la revelación de Dios se produce en ambas tradiciones religiosas. Sin embargo, el cristianismo presenta una novedad y una superación con respecto al judaísmo, ya que en el cristianismo se revela de manera plena y definitiva la voluntad de Dios para la humanidad. En este sentido, la tradición cristiana tiene una visión muy profunda de cómo Dios se revela a sí mismo a través de la historia, y en esta visión, el pensamiento y las representaciones míticas están subordinados a la historia de Dios. La vida y el destino de Jesús de Nazaret son fundamentales en esta revelación, ya que se considera que su actuar y destino son la realización de las promesas de Dios sobre una liberación definitiva sobre la humanidad.

Es imposible entender la revelación divina sin la historia de Jesús y la cristología de la encarnación, lo que lleva a una comprensión histórica de Dios mismo y a la comprensión de la historia en la religión cristiana. Pannenberg visualiza la encarnación como una anticipación, que tiene la doble función de subrayar lo específico e irrepetible del acontecimiento de Cristo y de relacionar la idea particular de Dios que se revela en dicho acontecimiento con la idea de la divinidad implícita en la experiencia humana en general. En esta estructura proléptica de la historia de Jesucristo, que no es comparable con otras cosmovisiones, Cristo es una “anticipación real” de la salvación escatológica, es decir, en él se da una participación plena de la realidad de la vida escatológica, y es el futuro mismo el que acontece en su historia. Esta concepción de prolepsis no es nueva, sino que converge con las intuiciones de la filosofía que consideran la prolepsis como un momento estructural del conocimiento, del lenguaje y del ser de los seres en su temporalidad (Pasquariello, 1976).

IV Jesucristo como revelación escatológica

Finalmente, y habiendo planteado, aunque sea de forma muy elemental, las bases sobre las cuales descansa el pensamiento de Pannenberg, procedemos a esbozar su visión escatológica, misma que se encuentra ampliamente explicada en el capítulo XV de su Teología Sistemática, volumen III: La consumación de la creación en el Reino de Dios, en el cual habla acerca de la resurrección de Cristo, el fin del tiempo, la salvación final y la esperanza cristiana. La revelación de Dios en Jesucristo representa el encuentro definitivo entre el Dios infinito y el hombre finito, sin limitar la infinitud de Dios y sin limitar la dimensión futura de la revelación de Dios al hombre. Esta dimensión escatológica tiene su cumplimiento en la llegada del Reino, bajo la forma de la espera de la venida gloriosa del Señor, “que ha de juzgar a los vivos y a los muertos…” (2 Tim 4:1).

Comparado con la idea del Dios griego, que se ve como un ser apático y alejado del mundo, y el Dios del Antiguo Testamento, que es omnipotente sobre la historia, el Dios encarnado en Jesús está tan involucrado en la historia que se identifica a sí mismo con el hombre y, de cierta forma, también Dios alcanza su realización a través de esta revelación encarnacional en Jesucristo (Pannenberg & Marcos, 1996). Sin embargo, Pannenberg rechaza la noción de que el Dios trinitario solo se convertirá en una realidad al final de la historia, en la consumación escatológica. En cambio, la consumación escatológica será simplemente el momento en que se reconoce que el Dios trinitario es el verdadero Dios desde el principio y por toda la eternidad (Casale Rolle, 2005).

Estas afirmaciones acerca de la identidad y realidad del Dios trino tienen su fundamentación cristológica en el milagro de la resurrección de Cristo, ya que, habiendo sido el mismo Dios de Cristo quien lo levantó de los muertos, se hace clara la autodiferenciación de las Personas divinas como una característica inalienable del ser mismo de Dios. Para Pannenberg, esta autodiferenciación se refiere a la capacidad de Dios de ser uno y, al mismo tiempo, diferenciarse a sí mismo en la relación trinitaria entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En otras palabras, Dios es una unidad trinitaria en la que cada persona divina se distingue de las otras sin dejar de ser una con ellas. Esto resulta esencial para la comprensión cristiana de Dios, ya que permite que Dios se relacione con el mundo y la humanidad de una manera personal y amorosa, lo que se manifiesta en la obra de la creación y en la redención, donde Dios trabaja dentro y a través de la historia humana para lograr su propósito último de la salvación de la humanidad.

La escatología, por tanto, entendida como la comprensión del sentido último de la historia y de la existencia humana en su relación con Dios y Su voluntad, se encuentra presente en el pensamiento de Pannenberg. El encuentro histórico con la divinidad constituye el criterio último de acreditación del lenguaje sobre Dios y el último paso de un argumento ontológico, que se desdobla como un proceso histórico en el que la idea de Dios se va acercando cada vez más a la realidad a la que remite. Este proceso histórico tiene lugar en la historia concreta de las religiones y, en particular, de modo único en la historia del cristianismo. El carácter proléptico de la revelación de Dios en Jesucristo se entiende en ese contexto, aunque sea introduciendo en él algo cualitativamente nuevo. Lo propio del cristianismo está más bien en la tensión fundamental que se muestra en la predicación del Reino y, en su mayor grado, en el acontecimiento de la cruz y de la resurrección. La historia del cristianismo adquiere una función sistemático-práctica que afecta a toda la teología. Se trata de comprender cómo dicha historia puede ser entendida como fruto de la acción del Dios de Jesucristo y, por tanto, como su automanifestación en ella.

Conclusión

Dentro del pensamiento escatológico de Pannenberg, la figura de Jesucristo se erige como el núcleo y culminación de la revelación divina en la historia humana. En Él se realiza la plena manifestación de la divinidad y la humanidad, en una unidad que trasciende los límites de ambas realidades, y que adquiere su plena significación en el contexto escatológico del fin de la historia. En este sentido, la figura de Cristo se presenta como el principio y fin de toda la creación, el mediador entre Dios y la humanidad, y el camino hacia la plena realización de la voluntad divina.

La relación entre Cristo y el ser humano adquiere así una dimensión ontológica y espiritual que trasciende los límites de la existencia temporal y se proyecta hacia la eternidad. En la figura de Cristo se revela la verdadera naturaleza del ser humano, como imagen y semejanza de Dios, y se muestra el camino hacia la plena realización de esa imagen divina. La resurrección de Cristo, como evento histórico y escatológico, se presenta como la confirmación definitiva de la capacidad divina de autodiferenciación, y como la promesa de la resurrección del ser humano y de la creación entera.

En este contexto, el cristianismo se presenta como la historia abierta entre la llegada del futuro de Dios en Jesucristo y el futuro de su Reino bajo el signo del Cristo que ha de volver. Por tanto, esta compresión de Cristo se convierte en una invitación a los cristianos a vivir su fe de manera comprometida en la construcción del Reino de Dios en la historia humana.

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Balmforth, H. (1970). Book Review: Revelation as History. By W. Pannenberg, R. Rendtorff T. Rendtorff U. Wilckens. Theology, 323-325.

Camino, J. A. (1922). Introducción. In W. Pannenberg, Teología Sistemática (pp. xx-xxxi). Madrid: Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas.

Casale Rolle, C. I. (2005). Hermenéutica teológica como ontología escatológica a la luz de la historia de las religiones según Wolfhart Pannenberg. Teología y vida, 46(1-2), 5-55. doi:https://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492005000100002

Casale Rolle, C. I. (2006). Wolfhart Pannenberg y el reto de la Modernidad: Pensar a Dios y al hombre desde la mediación. Teología y vida, 47(1), 5-46. doi:https://dx.doi.org/10.4067/S0049-34492006000100001

Pannenberg, W. (1976). Acontecer salvífico e historia. In W. Pannenberg, Cuestiones fundamentales de teología sistemática (pp. 211-276). Salamanca .

Pannenberg, W., & Marcos, G. C. (1996). La manifestación del Hijo y la comunidad humana. In W. Pannenberg, Teología Sistemática. 342-350: Universidad Pontificia Comillas de Madrid.

Pasquariello, R. D. (1976). Pannenberg’s Philosophical Foundations. The Journal of Religion, 56(4), 338-347.

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Juan Gerardo Fuentes Almeida es originario de Matamoros, Tamaulipas, donde realizó sus estudios de Ingeniería Electrónica, al tiempo en que también se dedicó por más de cinco años al ministerio de liderazgo y enseñanza de escuela bíblica para jóvenes y adultos en la congregación evangélica “Triunfo de la Fe”. Posteriormente, se mudó al estado de Guanajuato para realizar sus estudios de Maestría con especialidad en Ciencias de la Computación. Ha trabajado por más de cinco años en el liderazgo de equipos de desarrollo de sistemas de aviación y cuenta con un certificado de habilidades directivas por el TecMilenio. Actualmente vive con su esposa Tania en la ciudad de León, Gto. y estudia un diplomado en Apologética y una Maestría en Historia y Pensamiento Cristiano por parte del Seminario Teológico Kerigma. También ha realizado trabajos sobre crítica textual y exégesis en los libros de Miqueas y Amós en la  Academia Bíblica Pesher, y participa activamente en la Primera Iglesia Bautista de León, en donde se dedica al ministerio de discipulado.

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