Dios En-pandemia

 In Caminando en Justicia, Liberación e Historia, Teología y Cultura

En estos días son varias las personas que tengo que acompañar y que se preguntan: ¿dónde está Dios? Y también son varias las situaciones dolorosas en las que en este tiempo de pandemia nos preguntamos: ¿dónde está Dios? Justo hace unos días un amigo y hermano (Willy Weigandt), maestro y predicador de una de las iglesias donde pastoreo, se preguntaba en una oración/poema muy profunda: “…mis amigos me interrogan, Y como lucen ahora tu fe en Dios y convicciones?” Otra vez la pregunta: ¿Dónde está Dios?

Tratando de alimentar mi fe en estos días y investigando me topé con un artículo titulado “¿Un Dios ‘anti-pandemia’, un Dios ‘post-pandemia’ o un Dios ‘en-pandemia’?”

El autor Michael Moore (teólogo católico argentino que enseña en la universidad jesuita de mi ciudad, en Córdoba, Argentina), plantea justamente nuestra pregunta inicial. Moore propone este juego de palabras: “¿Un Dios ‘anti-pandemia’, un Dios ‘post-pandemia’ o un Dios ‘en-pandemia’?”, que es mucho más que un juego de palabras. Porque “Lo que se pone en juego en estas situaciones es −nada más y nada menos− que nuestra imagen de Dios: ¿quién es el dios en el que se basa mi fe y cómo se relaciona con la(s) historia(s)?”, afirma y se pregunta el autor.

Dicha temática, la relaciono con lo que prediqué este domingo en la iglesia. Tuve que  predicar sobre la parábola del sembrador  en Mateo cap. 13. Conocemos la historia, una de las parábolas más conocidas de Jesús: “…Un sembrador salió a sembrar” dice la Escritura. Y lo primero que aparece es la posibilidad de rechazar o la imposibilidad de que la palabra de Dios,  -la palabra del reino-según Jesús-  dé fruto en las “diferentes tierras”, en los seres humanos. Luego de una interacción con mis hermanos/as a través del culto virtual, pudimos compartir lo que sentíamos que Dios estaba sembrando en nosotros, en este tiempo de pandemia. Y lo que sentí en ese momento y compartí es que Dios es un Dios que está sembrando, que sigue sembrando incluso con paciencia en la humanidad, en lugares en que ni nos imaginamos, un Dios que está trabajando en medio de esta pandemia.

Hemos escuchado en este tiempo la palabra post-pandemia, se están escribiendo artículos, ensayos libros y reflexiones sobre la post pandemia:  la economía post pandemia, la situación del mundo post pandemia, la situación de la salud post pandemia, etc. Y sospecho que la necesidad de referirnos a la post pandemia es de que esto tenga un final, de que esta pandemia termine ya.  Y pienso que está muy bien que así tratemos de avizorar y de pensar que escenario puede venir en el futuro próximo.

Sin embargo, en medio de esa especie de ansiedad por pensar lo que viene, quizás nos estemos olvidando de que estamos todavía en la pandemia. Y que debemos saber leer como dice la tradición teológica cristiana, los signos de los tiempos. De poder ver a Dios actuando en este momento, en este tiempo de pandemia. Por eso la reflexión que les propongo es de que podamos ver a Dios como aquel que está aquí y ahora, haciendo para que los seres humanos podamos hacer, lo que Él espera.

Dios está sembrando como en la parábola del Sembrador. Y es así como somos desafiados a ver y compartir los diferentes testimonios de cómo Dios está actuando en medio nuestro, en nosotros, en su mundo y en su creación. Y lo hace como un trabajador, como decía Jesús: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5 :17). ¿Qué tal si vemos a Dios trabajando como un trabajador esencial en esta pandemia?, un Dios que sufre con los que sufren, un Dios que de alguna manera está sosteniendo y fortaleciendo, a aquellos que con dolor sufren lo peor de esta pandemia. Descubrir al Dios en quien creo, sosteniendo a tantos hombres y mujeres que en estos mismos momentos, están arriesgando su vidas -con sus acciones esenciales- para que otros vivan. Como creyente, pastor y como teólogo (en medio de esta pandemia), me interpela a ver y a afirmar lo que afirmaba el teólogo y profeta Dietrich Bonhoeffer, preso por resistir al régimen Nazi, en la frontera de la muerte, en la oscuridad de su celda: “Sólo el Dios sufriente nos puede ayudar.”

La realidad del sufrimiento humano que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus, hace que muchos se pregunten: ¿Cómo puede Dios permitir esto? Como si Dios fuera insensible ante la muerte de ancianos y no ancianos, de tantos muertos sin que nadie les llore. ¿Dónde está Dios? ¿Está lejos de nosotros/as o sufre El con los que sufren hoy? ¿Llega nuestro sufrimiento a su corazón? ¿Dios es apático o Dios sufre con nosotros/as? La Cruz de Cristo nos ayuda a responder a la pregunta existencial de la comunión con Dios en el sufrimiento, aún en sus silencios.  “Sólo el Dios sufriente nos puede ayudar…” Nuestro Dios, el Dios de Jesucristo no es un Dios solitario, sino el Dios solidario de las víctimas y de los que sufren. No lo suprime, no lo niega. Lo sufre y así lo transforma desde dentro. Esta es nuestra esperanza. La última palabra no es muerte sino Vida, plena y definitiva.

Hoy, pues, Jesús es el único que nos puede liberar y salvar, en y desde el sufrimiento. Pero lo hace  a través de aquellos que quieren sembrarse en amor desinteresado por los demás. De los que, sembrando, se suman a la obra que Dios está haciendo en medio nuestro –como gustaba decir Juan Wesley- “hacia la extensión de su reino de gracia y justicia.” Está en juego la vida. Está en juego nuestra fe en el Dios vivo, actuando  en medio de la pandemia.

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Comments
  • Santos+A.+O'Neill

    Pablo! Gracias por esta reflexión. Es muy bonito saber que Dios sufre con nosotrxs. Lo mostró a traves de Jesus en la cruz, y lo sigue mostrando a través de aquellxs que deciden amar y ayudar a lxs demás. La frustración humana es parte de nuestra adoración. Dios nos da ese lindo espacio para expresarnos y desahogarnos. Un diálogo muy natural, necesario, y saludable.

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