Cansancio, pandemia/s y esperanza

 In Caminando en Justicia, Liberación e Historia, Política y Justicia Económica, Teología y Cultura

Uno de los filósofos que han sido muy leídos en este tiempo de pandemia es el coreano Byung-Chul Han, nacido en Corea del Sur en 1959, quien a los 26 años sin conocer el idioma se fue a Alemania a estudiar Letras, acabó estudiando también Filosofía y Teología en Friburgo y Münich. Uno de sus libros más estudiados en esta segunda década del siglo XXI es: La sociedad del cansancio.[1] Este pequeño ensayo se publicó en Alemania en el 2010 y la traducción española en el 2012, publicada por Editorial Herder.

Una de las tesis de Byung-Chul Han es que hemos pasado de luchar contra otros (ya sean lobos bacterias o virus) con técnicas y campañas inmunológicas, para luchar contra nosotros mismos y nuestros límites. Empujándonos al agotamiento, la frustración y la depresión, en virtud de un rendimiento que nos autoexigimos en esta sociedad que ya no es disciplinaria como la que denunció Foucault (al menos en parte), sino una sociedad del rendimiento. Obviamente esto es exigido por la globalización neoliberal, pero el modelo está tan interiorizado que es el propio sujeto su verdugo, explotador, victimario y víctima. Mas allá de que un nuevo virus nos azota en este 2020, su tesis nos muestra que la pandemia de la auto-explotación y de las subjetividades colonizadas y “quemadas” del sistema mundo actual, han generado patologías contemporáneas:  agotamiento, depresión, infartos por doquier, un elogio desmedido a la meritocracia personal y un desprecio a los pobres y marginados del mundo globalizado.

En una entrevista reciente vuelve a afirmar lo mismo: “El neoliberalismo describe muy bien el estado de la sociedad actual, porque se trata de explotar la libertad. El sistema se esfuerza por aumentar la productividad, por lo que pasa de explotar a otros a explotarse a sí mismo, porque esto genera más eficiencia y más productividad, todo bajo el disfraz de libertad… esta sociedad no es diferente del feudalismo medieval. Estamos en servidumbre. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan tierra y dicen: ábrala, y puedes tenerla gratis. Y la aramos como locos, esta tierra. Al final, llegan los señores feudales y se llevan la cosecha. Esta es una explotación de la comunicación. Nos comunicamos entre nosotros y nos sentimos libres. Los señores feudales ganan dinero con esta comunicación y los servicios secretos la controlan. Este sistema es extremadamente eficiente. No hay protesta en su contra, porque vivimos en un sistema que explota la libertad.”[2]

Un sistema que nos explota desde la auto-explotación y desde una falsa libertad. Y en este tiempo de pandemia de COVID-19, la misma ha puesto en evidencia las otras pandemias: la de la injusticia estructural/global del sistema capitalista: la brecha entre ricos y pobres y todas sus implicancias, sumadas a la violencia en las dimensiones de raza, género y ecológicas, junto al odio creciente a los marginados de la historia.

Si al principio de esta pandemia del COVID-19, algunos (no los trabajadores esenciales) pudimos detenernos porque quizás el desequilibrio ecológico de la tierra nos puso un límite,[3] luego volvimos al mismo nivel de auto-explotación y cansancio, al que el sistema “mamónico” actual nos condena. ¿Cómo salimos de esta situación?……

Como dicen los historiadores, luego de una pandemia o epidemia en la historia, la humanidad requiere reconstruir la esperanza. ¿Cómo lo haremos si la globalización neoliberal actual no está dispuesta a cambiar, como parece?  ¿dónde encontrarán fuerzas y esperanza los cansados y cargados (Mt. 11.28) de este mundo? ¿Cómo reconstruir esperanza en este momento clave de la historia?

Hemos comenzado el tiempo de Adviento en el calendario litúrgico cristiano, donde renovamos nuestra esperanza desde Jesucristo.  Allí podemos encontrar algunas respuestas. El evangelista Juan en su cap. 1 – que leemos en adviento- nos dice: “Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de Él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.  Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos/as de Dios… Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Juan 1 :9-14.

Les invito a releer y meditar en este texto, teniendo en nuestra mente y corazón esta pregunta clave: ¿cómo podemos reconstruir la esperanza hoy?

Continuará.

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[1] Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, Herder, Barcelona, 2012.

[2] Entrevista de la revista alemana ZEIT Wissen, en español en este sitio: https://culturainquieta.com/es/pensamiento/item/17379-byung-chul-han-el-lenguaje-esta-siendo-silenciado.html. 9/11/2020.

[3] El coronavirus: un ataque de la Tierra contra nosotros, L. Boff.  https://leonardoboff.org/2020/07/07/el-coronavirus-un-ataque-de-la-tierra-contra-nosotros/. 07/07/2020

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