Un pueblo sin Piernas pero que Camina!

 In Caminando en Justicia, Política y Justicia Económica, Teología y Cultura

Una de las cosas que más me llama la atención, es cómo la cultura popular siempre está al tanto de lo que sucede alrededor de cualquier pueblo. El arte, la poesía, la música entre otras cosas siempre están al tanto de los acontecimientos que suceden alrededor de su propio contexto. La música por ejemplo, de una forma muy sublime pero impactante, puede traer críticas muy necesarias a la sociedad. Estas críticas pueden llegar a convertirse en una voz profética. De la misma forma, el arte puede dejarnos ver, de forma impresionante, a través de una imagen, un cuento o un video, algún tipo de injusticia o acontecimiento sucedido en la sociedad.

En la biblia vemos imágenes semejantes en contextos muy ajenos al nuestro. Nuestros amados Salmos por ejemplo, eran cantos, alabanzas y rituales musicales que tenían el propósito de enseñarle al pueblo elegido quién era Dios, y de grabar en su memoria de una forma clara, las razones por las cuáles Dios los había escogido como un pueblo sagrado. Muchos de estos cantos fueron palabras proféticas que apelaban al amor y a la justicia de Dios en aquellos tiempos.

Salmos como el 4, nos dan una clara noción de cómo esta interacción entre la música, el ritual, la alabanza, la justicia social, la paz y Dios se entremezclan en una sublime melodía. David clama a Dios: “Respóndeme cuando clamo, oh, Dios de mi justicia. Ten misericordia de mí y oye mi oración.” (Salmos 4:1) Y David sigue diciendo: “Ofreced sacrificios de Justicia…. Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrara el bien?” (4:6) y concluye el con la siguiente observación: “En paz me acostare, y así mismo dormiré…” (4:8) La poderosa conexión entre la justica social, nuestra participación en ella para hacerla un hecho en el mundo, y la paz que esto trae, es clara en este cántico de David.

A pesar de ello, hoy día leer estos Salmos y sus implicaciones de clamor al amor y a la justica de Dios, es muy diferente. Leer un salmo como el 4 y traerlo a un contexto de justicia social es casi imposible. En nuestras iglesias se le ha dado la prioridad a la santidad individual, usualmente basados en nuestro entendimiento de la doctrina del pecado como algo individual,[1] en vez de la más popular visión comunitaria que era vivida en muchos países de América Latina antes de la colonización. Por consecuencia, Salmos como este, son leídos hoy en un contexto bastante ajeno al que los lectores originales entendían. Los “sacrificios de justicia” que David clama y enfatiza, ya no son esfuerzos de traer justica social, política, económica, sexual, etc. a millones de personas más. No, por el contrario, dichos clamores los hemos minimizado a “ejemplos” de santidad individual, olvidando la santidad y la salvación colectiva que Dios desde un principio quería efectuar a través del pueblo de Israel y por ende de la iglesia.

Es interesante que las personas que abogan por este tipo de lectura de los Salmos (con un enfoque en la santidad individual) son los mismos (en su mayoría) que abogan por una lectura mas literal de la biblia. Estas mismas personas se olvidan, que los Salmos literalmente nos exigen participar en la liberación de todo tipo de opresión, nos exigen la santidad colectiva de nuestros pueblos (como se le exigía al pueblo de Israel) y la acción sin condición de demostrar el amor de Dios.

El estar tan ajenos a los contextos originales de estos cánticos no es el fin del mundo. Claro, hoy día seguimos leyendo los Salmos, y ellos siguen nutriendo nuestra espiritualidad personal y colectiva. Ellos siguen sosteniendo, llenando y purificando nuestras vidas, a través de toda situación difícil que enfrentamos.

A través de la historia hay muchas canciones que, como los cánticos proféticos de los Salmos, siguen entrelazando el clamor del oprimido, nuestra participación tanto individual como colectiva y la justicia y el amor de Dios.

Una de las canciones que más llama mi atención es “Latinoamérica” de Calle 13. Hasta cierto punto me gusta el hecho de que Calle 13 continúa despertando la sed de justica que sigue presente en nuestras tierras. La canción en sí nos lleva a la reflexión de lo que nuestras tierras pudieron haber sido sin la intervención de países colonizadores. Como una voz profética, la canción habla del abuso que existe en la relación de poder entre naciones pobres y ricas. “La mano de obra campesina”, la “sangre dentro” de las venas del sistema, la mano de obra barata que sostiene a países de arriba.[2]

Esto me hace pensar que el cántico popular, hasta cierto punto, hace lo que le está faltando a la iglesia, levantar una voz profética dentro de nuestras congregaciones, para denunciar estos sistemas opresores que siguen en pie dentro y fuera de nuestros pueblos.

Por fuera es el llamado a la equidad de los mercados, a la justicia por lo que se roban de nuestros pueblos, la denuncia por el daño a la madre tierra, el clamor por la paz, la no guerra y la no violencia, el equilibrio de voces que son diferentes a la nuestra. Pero no olvidemos nuestros pecados internos, que también tienen que ser denunciados por la misma voz profética: el machismo, el patriarcado, el abuso al prójimo, la esclavitud y opresión sexual, el abuso infantil, la corrupción de nuestros líderes, entre otros.

¿Cuándo será el día que la iglesia diga: “perdono, pero nunca olvido”? ¿Cuándo retomará la iglesia su voz profética? ¿Cuándo prestaremos atención a las expresiones artísticas culturales, la música entre ellas, como una vía legítima para denunciar la maldad?

Estos cánticos nos llevan a pensar en las respuestas éticas que debemos tener como pueblo de Dios. ¿Qué es lo que demonizamos y lo que santificamos? ¿Acaso somos consistentes? ¿Nuestra visión ética está alineada con la voz profética que Dios nos dió desde un principio? ¿Qué si no prestamos atención? ¿Podremos decir como el salmista “en paz me acostare y así mismo dormiré”?

La verdad es que seguimos en el caminar hacia el amor. América Latina como pueblo sigue andando, aunque le mutilaron sus piernas desde el principio. “Latinoamérica un pueblo sin piernas, pero que camina”, y juntos debemos caminar con el oprimido.

¿Y a ti qué canción (o cualquier otra expresión artística) te ha hecho pensar en la falta de justica social? ¿Piensas que la iglesia sigue siendo esa voz profética que Dios desea? ¿Cómo podemos ser más activos en la liberación de todo tipo de opresión? Más expresiones artísticas serán analizadas aquí en un futuro. ¿Tienes alguna recomendación? ¡Déjanos saber, nos encantaría escuchar de ti!

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                [1] Kristin E. Heyer. Social Sin and Immigration: Good Fences Make Bad Neighbors. Theological Studies 71 (2010) 410-436, 413. Teólogos/as católicos han estado al frente de este debate de la reconfiguración del pecado como social y no solo individual. Heyer en este articulo utiliza este debate como una puerta de entrada al debate de la inmigración en los EE. UU.

                [2] Heyer. Social Sin and Immigration, 414. En el debate de inmigración, Calle 13 nos recuerda de los atroces de la operación condor. Para mas información ver: Baltazar Garzón Real. Operación Cóndor. 40 años después. 1a ed. adaptada. – (Buenos Aires. Argentina, Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH) Categoría II UNESCO, 2016.), 165

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Showing 2 comments
  • Ángel Sanabria

    Buen artículo, Jonathan, gracias por compartir; el arte, así como la verdadera espiritualidad, siempre serán poderes proféticos y contestatarios, porque se inspiran en lo trascendente, ven más allá de lo inmediato y de lo establecido, y se orientan hacia la misma meta: el desarrollo humano. Saludos.

    • Jonathan D Sánchez

      Ángel, muchas gracias!! Y estoy completamente de acuerdo. La idea de ver más allá de lo establecido creo que es el punto más importante. Y muchas expresiones artísticas, llegan a esto de una forma más libre que la misma iglesia a veces. ¿Quizás sea esto lo que Jesús se refería cuando les dijo a los religiosos, que las piedras hablaran? (Lucas 19:40) ¿Qué la voz profética no esta limitada a la iglesia que duerme? Puntos buenos para reflexión. ¡Gracias por el comentario!!

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