…Por eso es por lo que tenemos ESPERANZA

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Como planteamos en nuestro ensayo anterior, Cansancio, pandemia/s y esperanza, continuamos con el objetivo de reconstruir esperanza, en este comienzo del 2021 atravesado por la pandemia del COVID-19 y de las demás pandemias que vivimos en este cambio de época: la idolatría del dios dinero y sus millones de muertos por la injusticia y la pobreza junto al despojo de la creación. La pregunta sigue allí: ¿Cómo reconstruir esperanza en este momento clave de la historia?

Si miramos en el nuevo testamento tenemos a la Resurrección de Jesús el Cristo crucificado como el nuevo comienzo, las primicias de la nueva creación y como el eje de la esperanza cristiana.  Y esto nos conecta con un área de la teología que es la escatología. Esta tendrá que ver siempre con el fin, con el último día, con la última palabra, con la última acción: Dios es quien tiene siempre la última palabra. Pero como bien dice el teólogo protestante Jürgen Moltmann (1926-):

“si la escatología fuera esto y sólo esto, entonces sería preferible dejarla a un lado, porque las «últimas cosas» echan a perder el gusto por las «penúltimas cosas», y el «final de la historia» -soñado o anhelado- le priva a uno de la libertad para aprovechar las numerosas posibilidades de la historia y nos arrebata la tolerancia hacia lo inacabado y lo provisional que hay en la historia. En ese caso no se aguanta ya la vida terrena, limitada y vulnerable, y se destruye con lo definitivo de la escatología la frágil belleza de esa historia. Quien insta siempre por llegar al final, deja pasar en balde la vida. Si la escatología no fuera más que la «solución final» religiosa de todos los problemas, una solución que permitiera siempre tener la última palabra, entonces la escatología sería de hecho una forma muy desagradable de querer tener siempre la razón en cuestiones de teología, o sería incluso una forma de terrorismo psicológico, tal y como lo practican algunos chantajistas apocalípticos que hay entre nuestros contemporáneos.”[1]

Sin embargo, la escatología cristiana no tiene nada que ver con tales «soluciones finales» apocalípticas, porque su tema no es en absoluto «el final», sino -muy lejos de eso- la nueva creación de todas las cosas.

“La escatología cristiana es la esperanza que recuerda la resurrección de Cristo crucificado, y por eso habla del nuevo comienzo en medio del final de la muerte. «El final de Cristo fue siempre su verdadero comienzo» (Ernst Bloch-1885-1977). La escatología cristiana se atiene a esta pauta cristológica en todas las dimensiones personales, históricas y cósmicas: en el final, ¡el principio!”[2]

Por ello antes de soluciones finales, la esperanza que se inspira en Jesús el Cristo nos llama a hacer memoria de cómo Él construyó esperanza para la humanidad. No pasando por alto la cruz, el dolor y la solidaridad.

Como dice Justo González en su último librito sobre la crisis que vivimos:

“Si el evangelio es buenas nuevas, lo que ese evangelio requiere no es que mostremos que tenemos respuestas a todas las preguntas, sino más bien que mostremos que compartimos las preguntas con los dolidos; y también y, sobre todo, que compartimos su dolor… Y esto quiere decir que hemos que tener cuidado con esa frase tan inspiradora de que “andamos en victoria.” Sí, andamos en victoria; pero es la victoria de la cruz. Sí, andamos de victoria; pero eso no quiere decir que todo va a resultar como deseamos. Andamos en victoria; pero es la victoria de la esperanza aun no llevada a la realidad. Andamos en victoria; pero eso no quita el dolor, ni la duda. Andamos en victoria porque creemos en un Dios que de tal manera nos ha amado, que de tal modo se ha hecho uno de nosotros, que desde la cruz misma pudo gritar: “Señor, Señor, ¿por qué me has desamparado?” Andamos en victoria porque nuestro Dios ha asumido nuestro propio dolor; porque no sufrimos solos. Y porque no sufrimos solos, nuestro andar en victoria quiere decir andar también en la derrota de los demás, entenderles y respetarles en lugar de criticarles cuando les oímos decir: “Señor, Señor, ¿por qué me has desamparado?”[3]

En la tradición cristiana y en la de los pueblos originarios de América, esperanza y memoria van de la mano.  Y ejercitar la memoria o “RECORDAR: del latín re-cordis, es volver a pasar por el corazón”, como nos recuerda el escritor profeta uruguayo Eduardo Galeano. No es poca cosa volver a pasar cosas por el corazón, en este tiempo cuando empiezan a ganar la desesperanza y el cansancio.  Así recordamos a Jesús, no como un viejo dato sino reviviéndolo en nuestros corazones y en cada comunidad. Guardamos, en la memoria y en la fe, la entrega de Jesús por amor a todos nosotros, por lealtad al proyecto de Dios, en la entrega de nuestras vidas y eso nos renueva la esperanza.

La poesía dice mejor estas cosas, por ello concluimos con la letra del Tango de la esperanza del Obispo metodista Federico Pagura. Continuaremos sobre este tema de la esperanza, en próximos ensayos.

Tenemos esperanza

Porque El entró en el mundo y en la historia;
porque El quebró el silencio y la agonía;
porque llenó la tierra de su gloria;
porque fue luz en nuestra noche fría.

Porque nació en un pesebre oscuro;
porque vivió sembrando amor y vida;
porque partió los corazones duros
y levantó las almas abatidas.

Estribillo:
Por eso es que hoy tenemos esperanza;
por eso es que hoy luchamos con porfía;
por eso es que hoy miramos con confianza,
el porvenir en esta tierra mía.

Porque atacó a ambiciosos mercaderes
y denunció maldad e hipocresía;
porque exaltó a los niños, las mujeres
y rechazó a los que de orgullo ardían.

Porque El cargó la cruz de nuestras penas
y saboreó la hiel de nuestros males;
porque aceptó sufrir nuestra condena,
y así morir por todos los mortales.

Estribillo

Porque una aurora vio su gran victoria
sobre la muerte, el miedo, las mentiras;
ya nada puede detener su historia,
ni de su Reino eterno la venida

Estribillo

Tenemos Esperanza de Federico José Pagura (Argentina)

_______________________________________

[1] Jürgen Moltmann, La venida De Dios: Escatología cristiana. Sígueme, Salamanca, 2004. p.14

[2] Ver Moltmann, op.cit. p.14

[3] Justo González, LA CRISIS COMO LUGAR TEOLÓGICO DE RESPONSABILIDAD Y OPORTUNIDAD, AETH, septiembre 2020, p.10-11

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Comments
  • Santos O’Neill

    Gracias Che! Me gusto la cita de Moltmann. Especialmente cuando dice, “algunos chantajistas apocalípticos que hay entre nuestros contemporáneos” muy cierto y gracioso! Ha!

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