Democracia aparente vs. Democracia verdadera

 In Liberación e Historia, Política y Justicia Económica

Democracia aparente vs. Democracia verdadera:  la laocracia como desafío. Aportes desde la teología política.  

Parte 1

En este modesto ensayo –que se ofrecerá en tres partes- presentaremos los desafíos hacia una nueva democracia, que ya se han vislumbrado en las últimas décadas desde la teología política latinoamericana: los derechos del pobre y de la Tierra, la democracia como laocracia en la tensión teológica permanente de escuchar e incluir lo excluido. Y en la tarea siempre por delante, siempre futurible de construir una democracia abierta a todas la voces y conflictos, abierta a lo que ocurre mas allá del marco institucional, para generar participación, deliberación, comunalidad, es decir “pueblo” capaz de intervenir en la construcción de la democracia como laocracia.

Introducción:

Estamos viviendo tiempos en que el sistema occidental globalizador actual, dirigido por el capitalismo en su fase financiera, produce injusticia económica, pobreza, exclusión y somete a los ciudadanos de los diferentes países, intentando reducirlos a meros consumidores. Nuestras democracias formales y débiles son incapaces por el momento de generar una alternativa a este sistema de muerte.

Cada tanto los pueblos se despiertan y a través de marchas públicas, estallidos sociales o reclamos medianamente organizados, logran torcer algunos rumbos de nuestras democracias, garantes de este sistema de muerte e injusticia, como acaba de pasar en Puerto Rico, donde el pueblo logró la renuncia de su gobernador-. En este modesto ensayo –que se ofrecerá en tres partes- presentaremos los desafíos hacia una nueva democracia, que ya se han vislumbrado en las últimas décadas desde la teología política latinoamericana y de otras periferias del sur global.

 Cuando la democracia es garante de la injusticia

La democracia actual es garante de la injusticia, de la desigualdad, de la participación formal y de la mentira, esta es una realidad que atraviesa nuestra época a nivel global y local. Que la realidad se presente en la apariencia de verdad -siendo mentira- no es una novedad en si, ya lo han expresado desde la filosofía. E. Levinas lo dijo hace décadas:

 “Que todo aparecer del ser sea una posible apariencia; que la manifestación de las cosas y el testimonio de la conciencia no sean, quizá, sino el efecto de cierta magia, capaces de extraviar al hombre que espera salir de sí hacia el ser, todo esto no es un loco pensamiento de filósofo. Es todo el desarrollo de la humanidad moderna: su temor a dejarse hechizar.” [1]

Y más antiguo aun, el testimonio bíblico –tanto el AT como en el NT- lo han gritado a voces. En Cristo la verdad es la presencia viva de Dios entre nosotros (Juan 1:14), una forma de vida, que muestra la fuerza del Espíritu de vida. No es una serie de afirmaciones o enunciados científicos, sino el seguimiento de Jesús: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). La verdad no es algo que poseemos, sino algo que buscamos bajo la guía del Espíritu: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13).

La revelación, por ello, es más que una serie de dogmas o una descripción más o menos certera de la realidad: es descubrir dónde y cómo obra Dios en medio nuestro, según el testimonio de las Escrituras y su interpretación actualizadora en la comunidad de fe. Hoy se venden como verdades lo que son solo apariencias que justifican el poder, la ambición, la violencia (¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! –Isa 5:20) que muestra la falta de sinceridad de quienes “encierran la verdad en la injusticia” (Ro 1:18). Cuando se vive en el seguimiento de Jesús se ponen a la luz todas las apariencias y mentiras, las ficciones que se nos pretenden hacer pasar por ciertas o realidad: “la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:19-21) La fe es una práctica que revela la verdad del amor, que se pone al servicio de los más necesitados (1 Juan 3:17)

La Iglesia que se diga cristiana está determinada a continuar apoyando todas aquellas medidas que coadyuven a la ampliación de derechos y democratización de espacios reales de participación.

Somos conscientes también, que la democracia no permite descuidos triunfalistas, ni quietismos descuidados, es un sistema que necesita constantemente ser cuidado, revalorado y robustecido, dado que presiones de todo tipo intentan, a luz y a sombra, diluir su potencia, o normalizar su carácter, por naturaleza inquieto y libertario.

Es por ello que las Iglesias cristianas, como cuerpo de Cristo, deben defender la verdad no solo en la discusión teórica (aunque esta también tiene su lugar), sino cuando exhibe las consecuencias del pecado y la mentira en la vida de los seres humanos, especialmente de los más débiles, y de toda la creación. Anuncia lo verdadero al denunciar proféticamente los abusos y corrupción de los poderosos, pero especialmente cuando vive, ora y actúa en la esperanza y anticipo del Reinado de Dios.

Continuará en parte 2

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          [1] En Emanuel Levinas, Totalidad e Infinito, ensayo sobre la exterioridad, Ed. (Salamanca, España. Sígueme. 2002), 9. Las primeras palabras en el prologo a la Ed. En castellano.

 
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Showing 2 comments
  • Santos A. O'Neill

    Pablo, muy sublime y profunda reflexión. En estas “dizque democracias” que vemos hoy en dia, hay mucho encubrimiento; como dijistes, “…justifican el poder, la ambicion, la violencia…” tristemente esta es la realidad. Por cierto, tengo una pequeña crítica a Isaías y su verso respecto a las personas “que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo”, en mi país tenemos una fruta que le llamamos ‘parcha’ (maracuya). Es amarga y dulce a la misma vez. Que hacemos en ese caso? Jajaja. Saludos Pablito!

  • pablo

    Gracias hermano por tus comentarios …..somos llamados a develar
    con la maracuya que te puedo decir , que estos orientales como Isaias no la conocían…lo que se han perdido jejejejeje
    abrazos

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