El Baquiné: Tradición Afrocaribeña  

 In Teología y Cultura

A ti te gusta la bomba

y te gusta el baquiné

para que goces ahora,

africano es el bembé.[1]

-Héctor Lavoe y Willie Colón, Ché Ché Colé

El término afrocaribeños, en mi opinión, no es una descripción lo suficientemente utilizada en el lenguaje vernacular entre caribeños.[2] Considerando lo tan entrelazada y fundamental de la cultura africana en el caribe, he observado que sólo en comunidades de lecturas académicas o talleres que instruyen y profundizan distintas culturas de origen, suele escucharse semejante descendencia. Y no tengo dudas de que si apenas la palabra afrocaribeños es mencionada, mucho menos es practicada.[3] Como puertorriqueño, desde pequeño, siempre escuche sobre la gran influencia de España, con respecto a los indígenas taínos y las diferentes aportaciones que los conquistadores tuvieron en la isla durante los tiempos coloniales. Sin embargo, se le da muy poca atención a la diáspora africana. La afro-caribeñidad, por alguna razón, pasa en gran parte sin reconocimiento. Ante todo, no es difícil encontrar huellas africanas en nuestras raíces. Con tan solo dar un vistazo al pasado de la cultura puertorriqueña lograrás ver una opulenta variedad de antepasados africanos sincronizados en nuestra música, arte, literatura y religión. Entonces, si la cultura africana aportó al génesis borinqueño, ¿por qué existe la falta de representación en la educación sobre las herencias afrocaribeñas? ¿Qué podemos hacer para hablar abiertamente sobre ellas? y ¿Cómo podemos practicar la afro-caribeñidad [4] en comunidad?

Este ensayo será parte de una serie de artículos donde hablaré sobre varias tradiciones afro-caribeñas de Puerto Rico que se han desvanecido a través de los años. Intentaré revisitar estas costumbres y autoreflexionar que tan vigentes son en lo cotidiano. Con este ejercicio, propongo que al reconocer estas tradiciones, comenzará un diálogo y brindará significados ocultos hacia la comunidad puertorriqueña, dando a luz inéditos textos que podrán dar lugar a diferentes voces y acercamientos. Por medio del hacer teología quiero crear conciencia de las voces polifónicas presentes, tanto en mi propia educación cultural de crianza, como en mi contexto cultural actual. La conceptualización de ver nuestra realidad como ‘texto individual’ viene de mis recientes lecturas de Osvaldo D. Vena y Marcella Althaus-Reid. La teóloga Althaus-Reid específica que el «texto no es solo un discurso escrito, sino que las artes, la arquitectura y las estructuras sociales de nuestra sociedad funcionan como textos que pueden ser interpretados».[5] Nuestras intransferibles realidades, junto con las experiencias que hemos recogido en el camino, forman parte de este “texto-personal” que no solamente nos ayuda a interpretar, sino también a ser interpretados. Es por eso que el erudito de crítica bíblica, Dr. Vena, habla sobre lo necesario que es reconocer quiénes somos, de dónde venimos, y cuáles son las culturas primarias que nos han dado los lentes epistemológicos que utilizamos para decodificar el mundo con el cual interactuamos.[6] Más allá de las instituciones académicas que nos brindan las herramientas para entender la realidad, nuestras interpretaciones también son compuestas por la sabiduría de la gente iletrada, los olores y sonidos del barrio, y los sentimientos que provocan las relaciones que nos producen alegría, tristeza, y fracasos.[7] Este proyecto comenzará con la tradición afrocaribeña: El Baquiné.

Uno de los pintores más cotizados en el caribe del siglo XIX fue Francisco Oller (1833-1917). Considerado impresionista por su estilo de pinturas, Oller evidentemente lució como el único pintor Latinoamericano que contribuyó al desarrollo del extraordinario movimiento. Como artista puertorriqueño, Oller logró recopilar su mundo transatlántico trascendiendo en Madrid y París, donde estudió con Courbet y se codeó con pintores impresionistas como Pissarro, Monet y Cézanne.[8] Con un sabor caribeño Oller dominó el impresionismo y puertorriqueñizó su estilo, dando a luz una de sus obras más conocidas, su obra maestra: Velorio.

Francisco Oller, El Velorio, 1893. Ubicado en el Museo de Antropología e Historia de la Universidad de Puerto Rico.[9]

A pesar de las críticas, por la combinación de ambas técnicas, realismo e impresionismo, la pintura icónica llamada Velorio, fue una que lo categorizó como el Maestro Pionero del Impresionismo en España y América.[10] El fresco conocido por algunos como El baquiné, traza la tradición afrocaribeña donde se celebra la muerte de un infante, particularmente de piel oscura. En esta pintura Oller intenta describir el sincronismo que existe entre la muerte, la religión y la cultura. Nos muestra una sinopsis de la vida cotidiana del el jíbaro puertorriqueño en la segunda mitad del siglo XIX. Oller retrata la sociedad exponiendo nuestros acercamientos sobre la muerte, la fe y la esperanza entre familia y comunidad. Más allá de lo superficial, la pintura proporciona una base para analizar y mezclar lo religioso y lo profano, junto a lo caribeño y africano.[11]

El baquiné era una tradición afrocaribeña que se mezcló con las costumbres entre diversas regiones de aborígenes de América, África, y conquistadores de Europa. Esta tradición religiosa conlleva un festival en celebración de la muerte de un niño inocente. A pesar de la pérdida del niño, esta fiesta simboliza el rito de paso donde el fallecido niño se convierte en un angelito en el cielo. La ceremonia es percibida como una vigilia, donde familiares y amigos se reúnen la noche antes de la mañana del entierro, con la intención de festejar este obsequio que el reino de los cielos ha recibido.[12] Usualmente se vestía al niño con una camisa color clara, azul o rosa, dependiendo del sexo, y se le colocaban unas alas hechas de cartón como alegoría de un ángel. En ocasiones, embalsamaban el cadáver para extender el velorio y, una vez preparado, era colocado sobre una mesa ubicada en el centro de la habitación principal, cubierta con un mantel blanco y adornada con muchas flores, golosinas y bebidas (en particular el ron) proporcionadas por familiares y amigos.[13] En el Caribe, el ritual ha sido observado específicamente con mayor frecuencia en las sociedades negras, así como en otras regiones de América del Sur donde la población negra era dominante.[14] En Puerto Rico fue practicada particularmente en un pueblo conocido como Loíza Aldea. Esta creencia para muchos es considerada mágico-religiosa, donde la dualidad del cuerpo mortal y la creencia de una nueva vida para el niño muerto son sincronizadas. Es importante entender que el baquiné es una costumbre, integrada de diversas razas y culturas, que intenta interpretar la vida ulterior.

En el tiempo que he residido en los EE.UU he escuchado a latinos decir que en Latinoamérica no existe el racismo, pero mientras sigamos negando la negrura de nuestras raíces, pensaré lo opuesto. Al ocultar costumbres afrocaribeñas como el baquiné, nos roban el armonioso sincretismo mágico-religioso que ha tenido Puerto Rico, crisol de creencias y rituales taínas, africanas, y españolas. Aun cuando diversas culturas han contribuido a nuestra formación como puertorriqueños, continuamos disfrazando nuestras características afrocaribeñas con el fin de “mejorar la raza”.[15] En esta teología caribeña intento enfatizar nuestro «mulatizaje»[16] donde podamos hablar claramente sobre nuestra afiliación y afirmación de identidad sin titubeo. Al practicar nuestra afro-caribeñidad se abrirá un espacio de intervención en nuestro proceso de lectura que transformará la manera en que razonamos, creando en nosotros un nuevo texto-personal.

Comparto a continuación una fracción del poema Píntame Angelitos Negros original del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco, considerado para algunos como un himno en contra de la discriminación racial:

Pintor de Santos de Alcoba

Pintor sin tierra en el pecho

Que cuando pintas tus Santos

No te acuerdas de tu pueblo

Y cuando pintas tus Vírgenes

Pintas Angelitos bellos

Porque nunca te acordaste

De pintar un Angel Negro

Pintor Nacido en mi tierra

Con el pincel extranjero

Pintor que sigues el rumbo

De tantos pintores viejos

Aunque la Virgen sea blanca

Píntame Angelitos Negros.[17]

__________________________

[1] Lavoe y Colón, F.M. (1969). Ché Ché Colé, On Cosa Nuestra, New York: Fania Records.

[2] Con empeños de “mejorar la raza”, es muy raro escuchar el término ‘afrocaribeños’ en Puerto Rico. En mi experiencia de vivir en la isla durante la primera mitad de mi vida, nunca fui expuesto a este vocablo. Incluso, años después, en mis regresos a la isla, todavía no es común. La negritud ha sido minimizada y socavada entre nuestro propio pueblo puertorriqueño. Esta es la razón por la cual he decidido embarcar y desarrollar este proyecto.

[3] Cuando hablo sobre practicar la afro-caribeñidad conscientemente, me refiero a intencionalmente resaltar estos aspectos y características de la cultura africana que se armonizan y relacionan con la cultura puertorriqueña. Al contrario de lo que le llaman apropiación cultural, practicar la afro-caribeñidad es reconocer su validez y no ocultar su influencia.

[4] Afro-caribeñidad es el adverbio del ser afrocaribeño. Enfatiza las frondosas características de la cultura afrocaribeña.

[5] Marcella Althaus-Reid, “From Feminist Theology to Indecent Theology: Readings on Poverty, Sexual Indentity and God”, (London, England: SCM Press, 2004), 17

[6] Osvaldo D. Vena, “El Sur También Existe: A Proposal For Dialogue Between Latin American and Latino/a Hermeneutics”, on Latino/a Biblical Hermeneutics: Problematics Objectives, Strategies, edited by Francisco Lozada Jr. and Fernando F. Segovia, (Atlanta, Georgia: SBL Press, 2014), 301

[7] Vena, op. cit., 301

[8] Ken Johnson, “Francisco Oller, Core of ‘Impressionism and the Caribbean,’ at the Brooklyn Museum”, https://www.nytimes.com/2015/10/02/arts/design/francisco-oller-core-of-impressionism-and-the-caribbean-at-the-brooklyn-museum.html. Accedido 2/26/2022

[9] Joey Medrano, “The Iconic Painting Called ‘Velorio’ By Francisco Oller”, https://puertoricoartreview.com/2015/01/10/el-velorio-by-francisco-oller/. Accedido 2/26/2022

[10] Jesús Omar Rivera, “Boricuazo: Tu Orgullo Nacional” (Publicaciones Boricuazo; Toa Alta, Puerto Rico), 216

[11] Medrano, “The Iconic Painting Called “Velorio” By Francisco Oller”, https://puertoricoartreview.com/2015/01/10/el-velorio-by-francisco-oller/. Accedido 2/26/2022

[12] Diaspora Dash, History of the Puerto Rican Baquine, https://diasporadash.tumblr.com/post/30238435285/history-of-the-puerto-rican-baquin%C3%A9. Accedido 03/15/2022

[13] Zahira Cruz, Ritual de la Muerte en el Caribe y Puerto Rico,   https://enciclopediapr.org/content/ritual-de-la-muerte-en-el-caribe-y-puerto-rico/. Accedido 03/15/2022

[14] Cruz, Ritual de la Muerte en el Caribe y Puerto Rico,   https://enciclopediapr.org/content/ritual-de-la-muerte-en-el-caribe-y-puerto-rico/. Accedido 03/15/2022

[15] Esto es un término utilizado en Puerto Rico y en algunos lugares de América Latina, que infiere el color mestizo o mulato como inferior e intenta mejorarlo a través de matrimonios interraciales con culturas de color de piel más clara.

[16] Tomo este término prestado de la teóloga Teresa Delgado que utilizó en su libro, A Puerto Rican Decolonial Theology, (Nashville, TN: Palgrave Macmillan, 2017), 173 y 177. Delgado lo está acuñando aquí para señalar que la reconciliación para nosotros (Puertorriqueños) significa, en parte, que reparemos las partes de nosotros mismos que han servido para dividir nuestra identidad y nuestras lealtades, que no están abrazadas a la plenitud de nuestra humanidad multidimensional inclusivo de las culturas africana, taína, española.

[17] Andrés Eloy Blanco Meaño, Píntame Angelitos Negros, https://www.poeticous.com/andres-eloy-blanco/piantame-angelitos-negros?locale=es. Accedido 03/15/2022

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