2 lecciones bíblicas del COVID-19?

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La verdad es que si alguien me hubiera dicho hace cuatro semanas que hoy estaríamos en donde estamos, me hubiera reído en su cara. Creo que el mismo sentimiento lo comparten millones de personas en el mundo, incluyendo los muchos países que se han visto afectados por la rápida expansión del COVID-19.

También creo este sentimiento está más vivo en las personas que viven en países que consideramos prósperos como, EEUU, países de Europa como Inglaterra, Alemania e Italia, y algunos países grandes de Asia y Latinoamérica.

Si nos ponemos a reflexionar seriamente en los acontecimientos mundiales de los últimos días, nos podemos dar cuenta que este sentimiento de desesperación está más vivo que nunca en países pudientes.

De una forma u otra, creo que hay dos lecciones importantes dentro de los acontecimientos de esta crisis mundial y a las cuáles debemos prestar muchísima atención. Así, como estas conmociones apocalípticas continúan siendo escandalizadas por los medios sociales,[1] y por países que por una razón u otra vieron algún tipo de ganancia,[2] ya sea política, económica, militar, o una combinación de ambas, en la rápida propagación de este maligno virus, nos damos cuenta que como humanidad somos más vulnerables de lo que alguna vez creímos.

Por un lado, creo que esta catástrofe mundial nos ha llevado a reflexionar con mucha más urgencia en quiénes son las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Hoy más que nunca, como lo argumenta Hopkins: “la opción preferencial por el pobre tiene que ser una realidad.”[3] La caída de sistemas médicos en países pudientes que están viviendo esta apocalíptica realidad ahora, nos ayuda a ver que dichos sistemas (médicos, políticos y económicos) favorecen a las élites. Personas que están en los márgenes de la sociedad, y que viven realidades de escases día a día, han estado viviendo en estas realidades por muchos años. Cuando digo escases, no me refiero a comida o medicina (lo cual es parte del problema) sino me refiero a algo mucho más sistemático, como la falta de acceso a todo lo que es necesario para vivir. Sistemas que continúan oprimiendo a las/los más vulnerables de nuestras sociedades.

Jesús que habló de estos sistemas de injusticia fue claro cuando les dijo a sus discípulos: “…busquen el reino de Dios y su justicia primeramente y lo demás será añadido.” (Mateo 6:33). Es interesante que Jesús no dice que busquemos paz, alegría, la “buena vida” o el compañerismo. Jesús dice, busquen el reino y su justicia. Para Jesús la justicia divina en sí tiene todas estas cualidades: paz, amor, respeto, bendición, alegría, bienaventuranza y comunidad. Pablo lo resalta de la misma forma cuando habla de que el reino de Dios no es: “…comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17). El reino de Dios es la realidad de justicia que debe ser daba a millones, es la realidad de paz que tiene que vivir en nuestros corazones en medio del caos. Es la realidad de reconocer quiénes son los más vulnerables y hacer lo posible por traer justicia a sus vidas y cambiar estos sistemas opresores.

Ancianos/as, personas con desventajas y discapacidad, y personas que están siendo abatidas por el virus me vienen ahora a la mente. La reflexión del reino de Dios y su justicia nos debe llevar a pensar en esas personas, en ayudar, ser pacientes, traer paz a sus vidas, pensar positivo, dar a los que no tienen comida, medicina, amor, alegría y paz. Esto es el reino de Dios, y “se acerca” a la tierra cuando todos/as trabajamos juntos/as.

Por otro lado, esta crisis mundial nos ha llevado a reconocer el ‘estilo de vida’ de consumismo y abundancia que ha tomado refugio en nuestros corazones desde hace mucho tiempo. El consumismo extremo (como EEUU en donde consumimos casi el 40% de los recursos mundiales)[4] y la abundancia, que nos lleva al desperdicio extremo, deben llegar a su final. Así como vemos los supermercados y las farmacias, sin comida ni medicina, debemos reflexionar en implementar cambios de hábitos de consumo y minimizar los hábitos de desperdicio diario. No solo la tierra, como nuestro hogar universal lo agradecerá, sino que las mismas personas que están en los márgenes y que sufren día a día por la falta de acceso a los recursos limitados, también lo agradecerán.

Recuerdo la historia de José y el Faraón egipcio. Cuando José finalmente se revela a sus hermanos, dice lo siguiente: “…Dios me envió delante de vosotros para preservaros un remanente en la tierra…” (Genesis 45:7) Estas palabras penetrantes de José a sus hermanos, quienes lo vendieron como esclavo a los egipcios, son de suma importancia por dos razones. Primero, son importantes porque José incluso en el poder, nunca se olvidó de dónde salió. El recordó el sufrimiento de su vida y su pueblo. Segundo, son importantes, porque es en estas palabras que Dios revela sus verdaderas intenciones, tener un remanente que tome cuidado de aquellos/as que están en necesidad, en los márgenes.

Esta lección bíblica es importante, así como vemos que la tierra sigue clamando justicia frente a una humanidad que consume sin cesar y sin importarle las consecuencias. ¿Es necesarios tener 2 años de papel higiénico en nuestras alacenas? ¿Es necesario poner nuestra seguridad en la cantidad de posesiones que tenemos? Con esto no digo que no estemos preparados para lo peor. Con esto no digo que no tengamos cuidado de nuestras familias, pero sí encuentro una lección relevante en lo que José hizo en Egipto, es que no solo se preparó para sí, sino que se preparó para ayudar a quienes no tenían o podían. Sin olvidarse de dónde salió, ni de cuál fue el verdadero propósito de Dios en su vida, José hizo lo necesario para ayudar a otros/as. Quizás es en estos momentos de desesperación que nuestra fe es probada para que crezca. El poner nuestra confianza en Dios, su amor y su justicia, y no en nuestras posesiones o habilidades.

Reconocer al vulnerable y ayudar más en nuestras comunidades pueden ser dos grandes lecciones que podemos aprender de este virus mundial. Por otro lado, cuando la desesperación trate de entrar a tu mente y a tu corazón, piensa que ayudando a otros/as nos volvemos más humanos, más cristianos y más fieles al llamado de Dios. Si esto no te da paz, no sé qué otra cosa pueda hacerlo. Ve y sé: “el reino de Dios y su justicia: para otros/as que están cerca y que te necesitan hoy.

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[1] https://www.worldometers.info/coronavirus/. Accesado en Marzo 23, 2020. El porcentaje de mortalidad actual es estimado a 5% y proyectado a subir hasta el 10%.

[2] https://warontherocks.com/2020/03/china-is-legally-responsible-for-covid-19-damage-and-claims-could-be-in-the-trillions/. Accesado Marzo 23, 2020. Algunos grupos continúan pensando que China vio una oportunidad en la catástrofe del virus para ganar posición política y económica en el mundo.

[3] Joerg Rieger (Editor). Opting for the Margins. Postmodernity and liberation in Christian theology. (New York. Oxford University Press, 2003), 127. Mi propria traducción.

[4] https://www.nationalgeographic.com/environment/2004/01/consumerism-earth-suffers/. Accesado en Marzo 23, 2020.

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