Señales de los tiempos: frenar la cultura del odio
Somos parte de un cambio de época y no solo una época de cambios, se repetía hace algunas décadas. Parte de la tarea teológica es poder ver “las señales de los tiempos”, como se afirma en la Escritura, en varias ocasiones y poder comprender la realidad que nos atraviesa para poder transformarla.
Y según varios analistas han emergido varias transformaciones en los últimos años, que valen la pena advertirlas. Más cuando la violencia estructural en la que vivimos es parte inherente del sistema-mundo que vivimos. Temas como la destrucción del otro o su eliminación es una marca de nuestra cultura profunda en América, como el autoritarismo y la imposición. Los pueblos originarios sufrieron esto desde la llegada del conquistador. Y hoy vemos situaciones de violencia política que amenazan destruir los acuerdos básicos de nuestras democracias, que ya están lesionadas por un sistema financiero mundial, que excluye a la mitad de la población de nuestros países. El último sucedió en Argentina el pasado 1 de septiembre, en el atentado e intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esta escalada de actos violentos por parte de personas dispuestas a superar cualquier límite no es un fenómeno sólo argentino. Nada menos que en Estados Unidos, el ex Presidente Donald Trump, quien aspira a regresar en 2024, instigó un golpe de Estado para desconocer el resultado adverso de las elecciones presidenciales. Sus partidarios que asaltaron el edificio del Congreso el 6 de enero de 2021, causando destrozos, varias muertes, y amenazas de colgar al Vicepresidente Mike Pence, a la presidenta del bloque de diputados demócratas Nancy Pelosi y a cualquiera que no se plegara al invento del fraude en contra de Trump, usan una retórica afín a la de los grupos que se sospecha están detrás de este atentado en Argentina. En Brasil, donde el 2 de octubre se elegirá entre Jair Bolsonaro y Lula al próximo presidente, se advierte un mismo clima de violencia (donde un seguidor del presidente actual Bolsonaro, asesinó hace días a uno de Lula) y de esto da cuenta la revista The Economist[1]. Con el agravante que hace años, seguidores de Bolsonaro se presentan en las redes sociales y en marchas públicas con armas, dispuestos a eliminar a sus adversarios políticos.
Uno de los aportes que nos ayuda a comprender estos hechos, es el del sociólogo argentino y Doctor en Ciencias Sociales Daniel Feierstein, quien hace unos meses publicó el libro Pandemia[2], donde analizó los mecanismos psíquicos que operaban ante el coronavirus, como la negación y la proyección. Pero hace unos días publicó un extenso hilo en Twitter – que luego es resumido en la nota periodística que cito-, en el que analiza las cuatro “transformaciones sociales” que derivaron en una cultura de odio en los últimos años en el mundo occidental. Cito ampliamente:
“1. Formas de subjetivación :“Tenemos una transformación de carácter universal (aunque más veloz en el mundo occidental): las modificaciones profundas en las formas de subjetivación. Traduciendo: nuestra identidad ya no se basa en las mismas variables que la constituyeron en los últimos 500 años“, sostuvo. Se combinan crisis de los modelos de trabajo, las estructuras familiares, de género, de los medios de comunicación. Crisis de los modelos de verdad. De modo que “las formas de constitución del ‘sujeto’, del ‘nosotros’ y de la ‘comunidad’ se han visto muy modificadas”. Esto derivó en un “aumento feroz del narcisismo, dificultades para el registro del otro, relativismo, fake news y el consecuente aumento de estructuras paranoicas de representación de la realidad”.
- Sistema de acumulación: La segunda transformación está vinculada al sistema de acumulación. El especialista citó al geógrafo inglés David Harvey. Y explicó: “El grueso de las ganancias ya no se explica necesariamente por el plus de valor obtenido en el proceso productivo sino por formas directas de expoliación: extractivas, maniobras de corrupción, especulación, estafas financieras o piramidales, etc”. Se producen una transferencia casi siempre regresiva (del que menos tiene al que más), concentración y centralización del capital.
- La nueva derecha: La nueva derecha neofascistano podía faltar en el análisis. Otra transformación universal. El fascismo había “caído en descrédito” entre fin de la Segunda Guerra y el fin de la guerra fría, pero el siglo XXI deja en evidencia una “revitalización” de la derecha fascista “en su sentido más propiamente sociológico”. El fascismo como práctica social que implica “movilización reaccionaria e irradiación capilar del odio”. “Para nuestra región eso tiene una doble complejidad ya que, más allá de insultos y descalificaciones de décadas sin sustento teórico y en todas direcciones (derecha, izquierda, peronismo), en América Latina no existieron en el siglo XX experiencias fascistas relevantes. Las dictaduras de nuestra región, muchas de ellas genocidas, no lograron movilizar activamente multitudes ni lobos sueltos. Consiguieron irradiar el terror en el cuerpo social, pero no el odio.
- Quiebre de consensos: Finalmente, se observa un quiebre de los consensos construidos en la post dictadura (argentina), “que establecieron implícitamente unas reglas de juego político en las que el límite del conflicto era el respeto (cuanto menos declarativo) a la vida del otro”. “La articulación de estas cuatro corrientes ayudan a entender que la realidad política sea bien distinta a la que estábamos acostumbrados a vivir, aunque los cambios sean graduales y cueste reconocerlos. El mundo que conocimos se desvanece entre nuestros dedos. La coyuntura política plantea desafíos urgentes pero si, a la vez, no trabajamos colectivamente para entender de qué están hechos, no podremos desarrollar estrategias eficaces para enfrentarlos”, concluyó.” [3]
Creo que debemos tomar conciencia de estas cuatro señales de los tiempos presentes. El mundo que conocimos se desvanece entre nuestros dedos, afirma el sociólogo y como teólogos/as debemos estar atentos a estos cambios, para ser una voz de ayuda a las iglesias y a la sociedad civil, en tiempos donde se quiere normalizar la persecución, descalificación y la eliminación de los adversarios. Luego de la pandemia donde se nos pudo hacer creer que el otro/a se reduce a una amenaza, y hoy en tiempo de fake news, en tiempos de big data para imponernos opiniones o consumos, en tiempos violentos, es necesario poner un freno claro a esta escalada de una cultura de muerte.
Si bien sectores del cristianismo históricamente han sido acusados –con razón- por haber generado violencia, intolerancia, persecución y muerte, no es menos cierto también que ha aportado en su historia personalidades y movimientos de tolerancia y paz y con ellos ayudó a generar toda una cultura y política de respeto por los derechos humanos y de defensa de las minorías, en nuestras democracias occidentales.
En este aumento del narcisismo, de dificultades para el registro del otro y del neofascismo es clave recordar lo que decía Juan Wesley, cuando se refería a estas situaciones: “Nunca se te ocurra a forzar a otros a entrar en los caminos de Dios… Tampoco, se debe forzar a otros a pensar como tu. … Piensa y deja pensar. No obligues a nadie sobre cuestiones de religión, ni los fuerces a entrar por medios que no sean la razón, la verdad y el amor” (p.36. sermón “La naturaleza del entusiasmo”, (Obras, Tomo II, Sermón Nº 37). Y creo que este esfuerzo por la justicia y la paz, a los fines de motivar a la sociedad a vivir en el diálogo, el respeto y el pluralismo es urgente y prioritario hoy. No solo para la dicha, salud y el buen vivir de la humanidad sino en nuestro con-vivir en nuestra madre/hermana casa común: la Tierra. «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5, 9).
[1] Ver www.economist.com/leaders/2022/09/08/win-or-lose-jair-bolsonaro-poses-a-threat-to-brazilian-democracy. Edición digital.
[2] BsAs, Fondo de Cultura Económica. 2021, traducido al inglés como Social and Political Representations of the COVID-19 Crisis. Routledge,2021)
[3] https://www.pagina12.com.ar/480948-atentado-contra-cfk-los-cuatro-tipos-de-transformaciones-soc?ampOptimize=1. Pagina 12 , edición digital, 10 septiembre 2022.