La resistencia como respuesta a la voluntad de Dios

 In Caminando en Justicia, Teología y Cultura

Como cristiano siempre me ha llamado la atención lo importante que es la resistencia como un paso clave para la enseñanza. Déjame explicar lo que quiero decir. Resistir la voluntad de Dios es una parte integral de nuestra naturaleza humana. Como creyentes estamos predispuestos no solo a la duda como ya lo hemos discutido aquí, sino también a resistir lo que no entendemos.

Desde las historias del Antiguo Testamento, como la de Jonás, quien directamente resiste el llamado de Dios a su vida, hasta Jesús mismo en esos días caminando con sus discípulos, la resistencia como una respuesta valida a la voluntad de Dios ha estado presente en las vidas y ministerios de aquellos/as que Dios llama a hacer algo importante en el mundo.

Por ejemplo, Juan el bautista no solo se resistió a bautizar a Jesús, si no que trato de convencerlo de que él no podía hacer ese acto redentor. (Mat 3:14) Incluso Juan, sabiendo que Jesús era “el que bautizaba con fuego y espíritu” (Luc 3:16), vaciló en obedecer lo que Jesús le pedía. Otra cosa que me llama la atención sobre la resistencia, es que siempre está acompañada de preguntas, ¿recuerdas a Moisés y la zarza ardiente?

La resistencia parece ser, un paso hacia una etapa más profunda en nuestra relación con Dios. Sin embargo, hoy día vemos que la resistencia es vista como algo negativo. Es vista como desobediencia al plan perfecto que Dios tiene para nuestras vidas. Como si fuera algo perjudicial en muchos casos. Pero vemos como historias tras historias en la biblia muestran cómo muchas personas claves, en tiempos donde Dios hacia algo grande por su pueblo, muestran algún tipo de resistencia a la voluntad de Dios.

Claro está que resistencia y rebelión son dos cosas diferentes. Vemos como en nuestras iglesias se le da mucha importancia a la idea de ser sumiso/a. No solo en nuestra relación con Dios, sino también en nuestra relación con otras personas. Esposas son formadas (a veces empujadas) a ser sumisas a sus esposos (nunca al revés), o los chicos/as tiene que ser sumisos a sus padres y madres, etc. Esta sumisión tóxica va directamente conectada a la idea de rebelión, no a la resistencia en sí. Dios no nos llama a ser sumisos/as, Dios nos llama a ser fieles, incluso en nuestra propia duda y rebelión. Esta diferencia es super importante, pero es algo que no se escucha mucho en nuestras iglesias. La pregunta es: ¿Por qué?

Como teólogo, es de suma importancia entender la dinámica que la resistencia juega en la vida del creyente. Creo que hay dos cosas que son importantes concebir.

Primero es la idea de que la resistencia a Dios es algo natural, innato. Para algunas personas esto es algo más común que para otras, y en algunos casos la resistencia es incluso esperada. Como padre, yo espero que mi hija haga o acepte alguna enseñanza que le estoy dando, pero no es algo sobrenatural ver que ella cuestione o resista dicha enseñanza al principio. Es algo normal, aunque no suceda todo el tiempo. Esa resistencia me nuestra que ella está, no solo pensando en lo que le estoy diciendo, sino también está aplicando dicha enseñanza de una forma práctica en su vida. Como creyentes vamos en un caminar, recorriendo junto con otros/as los sube y baja de nuestros llamados. Creo que es importante decir que no debemos estas alarmados, cuando desciframos lo que Dios quiere para nuestras vidas, e inmediatamente empezamos a resistirnos a la idea. Sin esta resistencia innata, no hay cabida para lo próximo.

Segundo, la resistencia es la primicia de una buena instrucción. O algunos/as dirían, parte de una relación estable y saludable. Por ejemplo, Jonás nunca hubiera recibido la enseñanza del árbol y la salvación de más de ciento veinte mil personas en Nínive, si no se hubiera resistido al llamado de Dios, incluso hasta enojarse con Dios al punto de querer morir (Jon 4:10). ¿Cuantos de nosotros/as nos hemos enojado con Dios hasta ese punto? Dios espera esa respuesta y siempre provee una salida que muestre su amor y justicia en el mundo.

La resistencia como devoción y esperanza

Teológicamente hablando, la resistencia es en sí, parte de nuestro llamado a la madurez como creyente. Yo personalmente argumento que es parte de nuestra devoción a Dios. Una de las propiedades que me llama más la atención de la resistencia, es que nos lleva a cuestionar muchas cosas que parecen ser normales. La resistencia se vuelve una respuesta que se transforma en acción, en cambio.

Teológicamente hablando la idea de que Dios nos llama a resistir el mal en todas sus formas no es coincidencia. Es la manera que Dios usa nuestra respuesta innata (o algunos/as dirían parte de nuestra naturaleza humana) para el bien, para la justicia. Algunos teólogos/as ya han explicado cómo la resistentica, canalizada de una forma positiva, puede convertirse en la chispa que encienda el cambio.[1]

Por ejemplo, la llamada “era de cristal” (yo argumento que es una era, no una generación) ha estado trayendo muchos cambios en las sociedades contemporáneas.[2] Parte de este cambio es la resistencia a las trayectorias trazadas en pasados años. Acciones, sentimientos y aptitudes que eran completamente aceptadas en el pasado, ya no son socialmente aceptadas. Claro está que esto también tiene su extremo negativo, pero la mayor parte de los cambios son positivos para muchas personas que una vez fueron excluidas en nuestras sociedades. ¿No fue esto lo que hizo Jesús, cuestionar el estatus quo? De la misma forma la resistencia como parte de nuestra teología, nos lleva a ver y cuestionar las trayectorias pasadas del evangelio. ¿Qué debemos cambiar? ¿Qué podemos mantener y usar para ser mas efectivos/as en el futuro? La resistencia es cambio, es devoción y es parte de nuestro llamado.

Lo ultimo que vale la pena mencionar aquí, es que la resistencia, nos lleva a crear nuevas esperanzas. Nos lleva a trazar caminos nuevos, que tienen posibilidades de algo mejor, algo maravilloso. Esto es lo que llamamos esperanza. Ver las posibilidades, en vez de los límites. Sin resistencia no hay enseñanza que nos lleve a ver más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. ¿Será esto lo que Pablo quiso decir de la fe viviente?

Que en esta Semana Santa, la resistencia nos lleve a una fe viva, que nos lleve a sitios donde podamos aprender del maestro, que nos lleva a cuestionar la injusticia, y que no lleve a vivir vidas plenas que nos ayuden a entender la voluntad de Dios en nuestras vidas. Que este sea nuestro llamado, y en un futuro cercano, nuestro legado a las próximas generaciones.

[1] https://amerindiaenlared.org/contenido/11566/hacer-teologia-de-la-liberacion-desde-las-nuevas-resistencias-y-esperanzas/

[2] http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/03/28/la-generacion-de-cristal-fragil-y-transparente-como-la-misma-condicion-humana/#:~:text=El%20t%C3%A9rmino%20lo%20acu%C3%B1%C3%B3%20la,caracteriza%20su%20personalidad%20y%20comportamiento. Aunque el termino va más hacia las generaciones en sí, filosóficamente hablando creo que está más conectado a la era que a las personas que son parte de la era. EL enfoque filosófico es completamente diferente.

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