FILOSOFÍA ENCARNADA DESDE ABAJO: EN MEMORIA DE ENRIQUE DUSSEL. PARTE I
El 5 de noviembre pasado murió el filósofo argentino, nacionalizado mexicano, Enrique Dussel. A los 88 años de edad nos dejó el que había nacido en la nochebuena de 1934 en La Paz, estado de Mendoza, “un pueblo pobre” en el que “las chozas de los campesinos, paupérrimos, me dieron siempre la experiencia del sufrimiento, de la dificultad del pueblo”, recordaba.
Ha sabido contar de su niñez descalzo y a caballo, y ya en la ciudad de Mendoza, siguió una adolescencia y juventud que incluyó el compromiso político, social, cristiano e intelectual. Junto a otros estudiantes fundó la Federación Universitaria del Oeste y estuvo preso por huelgas que realizaron con otros dirigentes de los movimientos estudiantiles contra Perón en 1954. En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo llegó a dominar el griego, el latín, el francés y el alemán. Por una beca viajó a Madrid, donde trabajó en su tesis “Problemática del bien común en el pensar griego de Aristóteles”. Su “período europeo” incluyó una escala en París; en Montmartre descubrió, de la mano del místico francés del siglo XIX Charles de Foucauld, que debía cambiar de rumbo y se dirigió a Israel.
Alli, en una cooperativa de Nazareth trabajó diez horas por día como carpintero “de tercera categoría”; con un obrero y sacerdote francés, Paul Gauthier, experimentó la necesidad de repensar y reconstruir la filosofía latinoamericana desarticulando el mito griego. Afirmaba que: “Para comprender la cultura del pueblo latinoamericano era necesario partir de Jerusalén más que de Atenas. Jerusalén hablaba de la dignidad del trabajo, de la posibilidad de la revolución de los pobres; Atenas hablaba de la dignidad de los nobles libres, de la imposibilidad de emancipación de los esclavos”. Cuando volvió de Europa escribió dos libros: El humanismo helénico y El humanismo semita.
Es que siempre defendió que la “alta filosofía” no era esa abstracción aséptica, sino que estaba profundamente unida a la ética. Si la filosofía griega se había ocupado principalmente de la problematización del ser, el pensamiento semita, en cambio, partía “desde la Nada como Realidad creadora, permitía afirmar el monismo de carnalidad antropológica, de donde la ética supone como perfección la entrega ético-política del profeta a favor del pueblo hasta la muerte, para servir a los pobres, en justicia”. Que la historia y la filosofía latinoamericana debía narrarse “desde abajo” coincidió con la necesidad de encontrar un lugar en la llamada “Historia Universal” para América Latina.
En este debate nació la Filosofía de la liberación, que se posicionó afirmando que siempre existió la filosofía latinoamericana, pero nunca fue reconocida mundialmente. Afirmaba: “Empezar a pensar cómo librarnos de esta situación de periferia —para usar los términos de aquellos años de centro periferia de la teoría de la Dependencia— es empezar a pensar de otra manera”, planteaba el filósofo.
En alusión al paradigma de la modernidad, Enrique Dussel desde su perspectiva latinoamericana sobre Modernidad, Globalización y Exclusión, nos amplía la perspectiva al afirmar que, para poder entender a la Modernidad eurocéntrica, hemos de entenderla como instrumento de la colonialidad hacia el llamado tercer mundo.[1]
Dussel sostiene –coincidiendo en esto con Levinas y Appel– que la ética es anterior a la ontología filosófica. Vale citarlo:
“El otro será ella otro/a mujer/hombre: un ser humano un sujeto ético, el rostro como epifanía de la corporalidad viviente humana viviente… En la víctima dominada por el sistema o excluida, la subjetividad humana concreta empírica viviente se revela aparece como interpelación, es la interpelación del que exclama tengo hambre ¡¡denme de comer por favor!! El Otro es la víctima posible y causada por mi acción funcional en el sistema. Yo soy responsable.”[2]
Con esta contundente afirmación recién citada, este latinoamericano no ceso de luchar contra el modo en que la filosofía se había pensado a sí misma, replicando un modelo de dominación en donde lo oprimido es negado y excluido.
A los 88 años de edad, murió en la ciudad de México, su lugar en el mundo desde su exilio en la década de los 70. Enrique Dussel, filósofo, historiador, teólogo y profesor infatigable en su descomunal trabajo crítico para confrontar el discurso eurocentrista. Se lo considera el iniciador de lo que él mismo denominó como “Filosofía de la liberación”, un movimiento que cuestionó la pretensión de universalidad del pensamiento moderno europeo y promovió la descolonización epistemológica de la filosofía desde la periferia mundial. Dussel fue reconocido internacionalmente por sus estudios en el campo de la Ética, la Filosofía Política y el Pensamiento Latinoamericano. Su aporte a la Teología de la liberación es inestimable desde lo ideológico, metodológico y conceptual.
Fue autor de una obra voluminosa, en la que se destacan títulos como: Hipótesis para el estudio de Latinoamérica en la historia universal, Filosofía de la liberación, Ética de la Liberación en la edad de la Globalización y de la Exclusión, Globalización, Exclusión y Democracia en América Latina, Historia de la Iglesia en América Latina, Ética comunitaria, Hacia un Marx desconocido, Posmodernidad y transmodernidad, entre decenas más.
Fue uno de los pioneros en hacer una filosofía y teología encarnada desde América Latina y el Caribe, pero desde abajo, desde el reverso de la historia, desde los pobres y excluidos de este mundo arrodillado al falso dios Mamon. Seguiremos en próximos aportes recordando y revalorizando sus ideas y legado.
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[1] Enrique Dussel en Globalización, Exclusión y Democracia en América Latina. (México D. F.: Editorial Contrapuntos, 1997) p.91-92, 96-98. Otro autor es W. Mignolo que insiste en hablar sobre la modernidad solo en conjunción con la colonialidad, dividiendo los términos con una barra: “modernidad/colonialidad”. Hay un “doble filo”, escribe Mignolo, en la “coexistencia y la intersección de los colonialismos modernos y modernidades coloniales”. Walter D. Mignolo, Coloniality, Subaltern Knowledges, and Border Thinking. Local Histories/Global Designs, (Princeton: Princeton University Press, 2000), p.3
[2] Enrique Dussel, Ética de la Liberación en la edad de la Globalización y de la Exclusión. (Madrid, Trotta, 1998). Pp..16 y 524