Descripción Gruesa – Geertz y una crítica teológica

 In Caminando en Justicia, Liberación e Historia, Teología y Cultura

Desde hace uno meses me he estado preparando para hacer una transición importante en mi vida. Una metamorfosis, que a pesar de que creo que tiene mucho valor, todavía veo con mucha sospecha (yo diría más bien con desconfianza). Hablo de la transición entre las disciplinas de la teología hacia la antropología.

Claro está, que la antropología no es nada nuevo para mí. Habiendo tomado varios cursos de esta disciplina durante mis estudios posgraduados en varias universidades, me hizo entender el valor que tienen las Ciencias Sociales para nutrir nuestras llamadas teologías “contextuales.”

Las Ciencias Sociales nos han ayudado a mejor ver la realidad que existe en muchos contextos que una vez eran “extraños” para la teología. En la práctica pastoral, por ejemplo, nos han ayudado a ver la realidad de la mujer en un sistema patriarcal, la realidad del migrante en países que se piensan ajenos a su movilidad, o la realidad de personas con discapacidad mental dentro de sociedades que todavía en el 2020 tienen estigmas y tabúes hacia estas. En fin, la ayuda es incalculable en mi opinión.

Sin embargo, muchos de los cimientos de las Ciencias Sociales, siguen dominados por un sistema “científico objetivo” ficticio. Esto, creo, es lo que me hace extremadamente sospechoso de estas disciplinas. Con esto no digo que ellas sean innecesarias, sino más bien, digo que en su uso debemos reconocer sus límites.

De una forma breve quería darle una mirada al trabajo de Clifford Geertz (1926-2006), uno de los antropólogos más reconocidos a nivel mundial, por su trabajo en Asia y en los EE.UU. Especialmente a su marco teórico de “descripción gruesa,”[1] y de “religión como sistema cultural.”[2]

La descripción gruesa de Geertz en su forma más simple es en sí un marco teórico que concibe a la antropología (en todas sus formas) como la ciencia que hace preguntas. Preguntas con propósito que van diseñadas y destinadas a llegar a la raíz del ¿por qué? (o la idea detrás de) las culturas, las personas, los sistemas, y cómo estos se comportan en función a cada sociedad especifica. Para Geertz, el/la antropólogo/a hace preguntas y observa el medio o sujeto que estudia. Claro está, que la crítica de este método siempre ha sido, que el que estudia no se puede separar de su contexto y de sus lentes interpretativos para hacer un análisis objetivo completo de lo que estudia (más de esto en un momento).

Por otro lado, dentro de su descripción gruesa, Geertz incluye una vista muy peculiar de la religión como sistema (o medio) de interpretación de la realidad. En sus propias palabras, Geertz habla de la religión como un “modelo para” y un “modelo de” la realidad.[3] Esta idea, simplemente pone a la religión como un modelo usado por cada individuo o sociedad para construir (o cambiar) una realidad especifica de sus contextos. Geertz mismo defiende la idea de que la religión es un sistema de símbolos, que ayudan en la interpretación de la realidad y que funcionan en unificación de un carácter distintivo (Ethos) que posee una cosmovisión particular.[4]

Es ahí, en ese carácter distintivo donde mi sospecha se recalca. En sí, entiendo el punto y el marco conceptual de Geertz, y veo su beneficio como ayuda teórica en la búsqueda de explicación del “¿por qué?” de las cosas. Sin embargo, no podemos ser inocentes en pretender que este carácter distintivo escasea ciertas características esenciales para entender el ¿por qué? de muchas de las acciones y creencias que personas y sociedades que viven en los márgenes hacen y sienten día a día. El carácter distintivo es una construcción del que observa. En sí, el que observa hace las preguntas, y estas preguntas van guiadas por dicho contexto.

Teológicamente hablando, esta crítica hacia la parcialidad de los países desarrollados (y sus antropólogos/as) no es nada nuevo, ni algo que quiero retomar aquí. Es casi una pérdida de tiempo en estos días retomar estas críticas que la teología de la liberación ha dado a muchos marcos de interpretación de la “realidad” de las personas en los márgenes, vistas desde la “realidad” de las elites. Pero creo que es necesario traer a la vista las críticas que pienso que son importantes no solo a la teoría de Geertz, pero a las Ciencias Sociales en general.

Creo que la crítica más fuerte que veo va alineada en contra de este tipo de ciencias que están desconectadas de la realidad de millones de personas. Es la noción de que el entender exactamente por qué las personas y sociedades de los márgenes actúan e interpretan el mundo como lo hacen, no necesariamente lleva al cambio o mejora de su realidad. Como me dijo un amigo hace años: si una persona que quiere estudiar al pobre va y vende todo lo que tiene y se hace pobre para vivir en medio de ellos/as y entender sus vidas, retos y desafíos, esa persona nunca será pobre igual, porque en ella existió el acto de escoger ser pobre. Por otro lado, las acciones de personas en los márgenes que a veces no tienen “lógica”, son influenciadas por muchos factores externos al cual no somos ajenos y a los cuales contribuimos.

Por otro lado, en lo general, las Ciencias Sociales dejan a un lado la religión como sistema necesario para entender la maldad en el mundo y como sistemas de esperanza en la vida de millones. Claro está, que esto es precisamente lo que Geertz afirma, que la religión nos da un ethos (una guía) de interpretación de la vida. Pero ¿hasta dónde es esto valido? Por ejemplo, ¿cómo entendemos a los migrantes que enfrentan el desierto, el sol, y la muerte, para entrar a una sociedad hostil a ellos/as? Y aún más allá, ¿nuestras acciones no influyen las acciones de ellos/as?

El solo describir e incluso entender los problemas éticos, socioculturales y políticos que enfrentamos en nuestras sociedades no es suficiente. Dicha descripción gruesa debe tener adjunto un plano de acción, un cambio, para ayudar a las personas más vulnerables de cada sociedad. Por ejemplo, Miriam Starhawk ha criticado a la antropología por ignorar la participación de la religión (o Espiritulidad Pagana) como catalítico al activismo político.[5] ¿Pero no es lo que Starhawk crítica lo mismo que crítica la teología de la liberación al capitalismo? De la misma forma, antropólogos como Jasón De León (en su estudio con migrantes tratando cruzar la frontera sur de los EE.UU.)[6] buscan la aplicación de la descripción gruesa en marcos teóricos que pongan la mirada en la intermutualidad (o interconexión) de nuestras sociedades y acciones para traer cambios. He aquí la idea de que nadie es ajeno a su contexto (objetivo) y nadie puede ver e interpretar al otro/a sin los lentes contextuales que carga.

En fin, a pesar de que aprecio el concepto de descripción gruesa de Geertz, y todas sus aplicaciones en la antropología cultural, todavía vivo en una sospecha que es informada por una teología que busca estar en solidaridad con los márgenes. Una teología que clama el corazón de Dios, y que me lleva a pensar en mis acciones visibles hacia la práctica pastoral de tratar de estar en los pies de y caminar con aquellos/as que sufren. La antropología no puede ignorar esto, y debe tener en cuenta el rol de la “religión” (como quiera que sea descrita) como catalítico a la acción verdadera para traer cambios necesarios y esperanza para millones que lo esperan.

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[1] Clifford Geertz, The Interpretation of Cultures. (Basic Books, New York, NY, 1973), pp. 26, 27. “Thick Description” traducido literalmente al español es “descripción gruesa”. Sin embargo, una mejor traducción es “descripción detallada” de los sistemas culturales.

[2] Kevin Schilbrack, Religion, Models of, and Reality: Are We Through with Geertz? Journal of the American Academy of Religion. June 2005, Vol. 73, No. 2, pp. 429-452

[3] Schilbrack, Religion, Models of, and Reality, pp. 429, 430 (Mi propia traducción)

[4] Geertz, The Interpretation of Cultures, 90 (Mi propia traducción)

[5] Miriam Simos Starhawk, Dreaming the Dark: Magic, Sex, and Politics (Boston: Beacon Press: 1982) y Miriam Simos Starhawk, Truth or Dare: Encounters with Power, Authority, and Mystery (San Francisco: HarperCollins, 1987).

[6] Jason De Leon, with photographs by Michael Wells, The Land of open graves: living and dying on the migrant trail. (Oakland, Ca. University of California Press, 2015), p.42. Más Adelante daré una crítica constructiva al trabajo de De León y de la que él llama “agencia” y de la interconexión diaria de nuestras acciones.

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Showing 4 comments
  • Maria+Rodriguez

    Interesante tu opinión. Si la antropología estudia al ser en su entorno, porque no estudiar la conexión de ese entorno con el ser. Si muy interesante. Adelante y sigue compartiendo.

    • Jonathan D Sánchez

      Gracias Maria por seguir nuestro blog y por los comentarios! Adelante!

  • Santos+A.+O'Neill

    Muy buena crítica Jonathan. Es cierto que las ciencias sociales y sus métodos tienen sus límites. Creo que la diversidad de estudios interdisciplinarios y las herramientas de las disciplinas dentro de las ciencias sociales se ayudan entre sí, proveyendo un estudio profundo, completo, y cualitativo / cuantitativo. Ahora bien, dentro de la ‘descripción gruesa’ de Geertz se utiliza el método de etnografía donde se requiere un punto de vista de ambos ángulos, adentro y afuera. Mas allá de entender dicha cultura, sociedad, fenómeno, etc. se tienen que enfatizar su naturaleza, tal como es, sin ninguna intervención lo más posible. Estoy de acuerdo contigo, como educadores tenemos la responsabilidad de poner nuestro entendimiento en práctica. La teología por naturaleza transforma. La aplicación es necesaria. Por eso, creo que la ciencias sociales te llevarán lejos, pero cuando esa transportación llegue a su destino, la teología te ayudará a seguir caminando, llegando a donde muy pocas disciplinas pueden llegar, al corazón de Dios y del ser humano.

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