¡Arranca la carrera!

 In Caminando en Justicia, Teología y Cultura

En el artículo anterior explique en detalle no solo la definición de lo que es la ética y los valores morales, sino también explique quien es el agente y el recipiente moral.[1] Manifesté, también que la ética cristiana agrega un componente más a la práctica ética lineal. La ética cristiana agrega las escrituras y por ende la persona, vida y ministerio de Jesús como un resultado implícito. Utilicé la simple analogía de un par de zapatos, que nos ayudó a ver cómo estos conceptos interactúan entre sí, y de esa forma, podemos comenzar a imaginar cómo ellos influyen nuestras acciones diarias. En resumen, volviendo a la analogía, ¡nos pusimos los zapatos! Sin embargo, todavía la pregunta es: ¿y ahora qué?

Ahora, ¡nos preparamos para la carrera!

En este artículo seguiré explicando sistemáticamente cómo la ética cristiana ha sido interpretada a través de la historia. Como ya lo notamos, el punto de partida de la ética cristiana siempre debe tomar en cuenta lo que Dios hizo y sigue haciendo históricamente en la encarnación de Jesús. La encarnación como hecho histórico/factual/fundamental es la vigorización de lo que Dios ha estado haciendo desde el principio.[2] Sin embargo, hacer un caminar histórico de la ética cristiana comprensivo, no es posible en este medio. Esto es en verdad más fácil decirlo que hacerlo, dado a la complejidad de como la Iglesia global y toda su diversidad, ha desempeñado la tarea de ver y entender como aplicamos nuestra reflexión ética.

La diversidad de la Iglesia hace esto una tarea complicada. Es una labor que ha llevado mucho sudor por teólogos/as en muchas etapas de nuestro caminar teológico. Sin embargo, hay ciertos debates críticos/fundamentales en el pensamiento ético cristiano universal que nos dan algunas pistas (yo diría, algunas señas de vida de algo más recóndito) de cómo la ética cristiana afecta, no solo al agente moral (ósea a ti y a mí) sino también al recipiente moral (toda persona o grupo con que interactuamos a diario).

De esta forma vemos que la ética cristiana es simplemente el tratar de explicar cuál es el significado de la moralidad para un cristiano/a, partiendo de las escrituras, y de la misma forma es el identificar esas normas que guían la vida del cristiano/a para con el mundo. Es un punto de partida interesante, y uno al cual debemos prestar mucha atención. La atención en sí no es solo a las escrituras como nuestra fuente, sino más bien al hecho de que en ellas indagamos y concluimos como Dios se manifiesta e interactúa con el mundo y esto es a su vez un acto interpretativo.[3] Esto trae dos dificultades: por un lado, reñimos con la cuestión de quién determina y cómo determinamos cuál debe ser (o deben ser) la(s) clave(s) interpretativa(s). Por otro lado, la dificultad es más trascendental, y es una que ha sido argumentada por muchos años por teólogos/as de la liberación. Esta es el argumento de que si la teología debe partir o no de las escrituras sin tener en cuenta el contexto de recipiente moral. Algunos/as argumentan que la interpretación teológica es un acto segundo, partiendo de la escritura, pero solo después de ver la problemática expuesta, la vida y experiencia del marginado.[4]

En fin, no importando mucho las dificultades, gran parte de los temas éticos contemporáneos, y los debates en nuestras iglesias, nos ilustran cómo colectivamente desempeñamos la tarea ética. Históricamente vemos que hay tres debates claros que han afectado (y siguen afectando hoy día) la ética cristiana.[5] Estos debates son, sin duda alguna, importantes para las diferentes comunidades cristianas que se aferran fuertemente a las distintas posiciones en el espectro teológico ético.

El primero, es clara e irónicamente, el debate de la interpretación bíblica. En esto podemos pasar meses y cantidades de artículos. Dado a tema tan exhausto, solo diré que, cómo vemos e interpretamos, la biblia es claramente contextual. De la misma forma, dicha interpretación contextual afecta cómo distinguimos y entendemos quienes somos como cristianos, y cómo interactuamos con otros/as en el mundo (¡algunos/as dirían, cómo interactuamos con el mundo!)

El segundo, y tan importante como el primero, es el debate del rol que juega, y la autoridad que tiene, la tradición cristiana. Claro está, que esto es como dije anteriormente, también contextual, y nos lleva a pensar en que la ‘tradición’ [singular] es un debate en sí mismo. Yo diría más bien, tradiciones, en plural, y cómo ellas influencian directa e indirectamente al agente moral.

El tercer debate, y uno que no es de mucha importancia en algunos círculos cristianos, es la importancia/influencia de la ciencia en la vida del creyente.[6] Es bueno aclarar aquí que esto no implica solamente lo que llamamos el ‘modelo científico’ en sí, sino que implica todo el aparato científico y sus aplicaciones a los avances diarios en la sociedad. Como concebimos este aparato científico, afecta nuestra interpretación y nuestras posiciones éticas.

Sin embargo, estos tres debates históricos tienen una debilidad supuesta. Esta es la idea que cada uno de ellos se concentra en lo que es conocido como la ética de decisiones.[7] Dicha ética cristiana, parte de una idea muy peculiar del rol del agente moral, como individuo autónomo. Como hemos visto anteriormente, el pensar que el individuo, volviendo a la analogía de la carrera, es el único que corre en la carrea ética diaria, es una falacia. Hay otros factores que afectan la autonomía individual.

Para concluir, quiero dejar algo muy claro. Los debates teológicos, no son, como muchos/as piensan, algo negativo. Por el contrario, el fundamento histórico del acto cristológico es en sí mismo, el peso de nuestra fe histórica.[8] Implícitamente, la vida, ministerio y muerte de Jesús, nos da las pistas más relevantes de la moralidad histórico-cristiana que debatimos aquí. Jesús es en sí, sin duda alguna, nuestro maestro ético por primicia. Esto siempre debe de estar claro. Como Jesús amó al mundo, nos mueve a hacer lo mismo como discípulos/as de él.

En el próximo artículo empezaré a describir algunos modelos éticos que han influenciado la ética cristiana y su fundación teológica. Paralelamente, empezaré a descifrar dos conceptos: el concepto de la ética del reino, y el concepto de la belleza como reflexión de la verdad.[9] Esto es un concepto ético interesante que nos llevará al corazón de estos artículos, la justicia y el amor de Dios vivos en el mundo.

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[1] https://caminandoenjusticia.com/una-talla-de-zapatos-no-nos-sirve-a-todos-as/

[2] https://caminandoenjusticia.com/y-el-verbo-de-vida-eterna-se-hizo-carne-historica-parte-ii/

[3] Aquí podemos decir que esto también trae una problemática: es la falacia cristológica en la cual muchos círculos cristianos caen, en donde Jesús es la primera y única clave interpretativa. Claro está que esto menoscaba la teología trinitaria y minimiza la doctrina del Espíritu Santo.

[4] Gustavo Gutiérrez, The Power of the Poor in History, trans. Robert R. Barr (Maryknoll, N.Y.: Orbis, 1983), 92, 193. De la misma forma Gutiérrez describe su teología de la liberación como la teología que confronta los retos de la “no-persona”, que son personas y culturas explotadas y marginalizadas.

[5] Wayne G. Boulton, Thomas D. Kennedy, and Allen Verhey, Editors. From Christ to the World: Introductory Readings on Christian Ethics. (Grand Rapids, Michigan. William B. Eerdmans Publishing Company. 1994), 7.

[6] Este debate lo vemos claro hoy día, con la problemática de la pandemia global y las vacunas. Es interesante que debatimos esto en nuestras iglesias a diario, sin darnos cuenta de que es un debate histórico con grandes ramificaciones en la ética cristiana.

[7] Boulton, Kennedy, and Verhey, From Christ to the World, 8. Hay un cuarto debate, y uno que creo que es ignorado en muchos círculos cristianos, es el argumento de la influencia filosófica en el pensamiento ético cristiano. Claro está, que este es tema para otro artículo, quizás en el futuro. Pero es bueno mencionarlo como parte de la problemática histórica.

[8] Algunos teólogos/as pentecostales (como Amos Yong) dirían, el acto cristológico en función al movimiento pneumatológico en el mundo. Pero claro, los dos van a la par uno con otro.

[9] Paul Evdokimov, “The Ambiguity of Beauty” The Art of the Icon; A Theology of Beauty. (Redondo Beach, Ca. Oakwood Publicat, 1996)

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Showing 2 comments
  • Santos O’Neill

    Jonathan, gracias por compartir. Se que te gusta mucho profundisar el tema de la etica cristiana. La diversidad de la Iglesia definitivamente complica mucho esta tarea, pero muy saludable. En mi opinion, favoresco que teología debe partir de ambas posiciones, de las escrituras y teniendo en cuenta el contexto de recipiente moral. Por ultimo, el tercer debate se me hace super interesante; la importancia/influencia de la ciencia en la vida del creyente efecta mucho la posicion de etica de un cristiano.

  • pablo OVIEDO

    excelente jony ….muy claro y didáctico , ansioso por próximo articulo de ética …

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