Todos tenemos una Religión ¿Cuál es la tuya?
Hablar de religión debería de ser un tema de sobre mesa, por su puesto desde el respeto, diálogo y honestidad. Esos diálogos nos dejarían escucharnos a nosotros mismos y a los demás, ejercicios muy necesarios hoy en día. Escucharnos y escuchar. Por ejemplo, de mi parte, al meditar con respecto a la religión surgen algunos pensamientos que me gustaría compartir con ustedes.
ETIMOLOGÍA DE RELIGIÓN.
Al hablar de religión, conviene empezar con su etimología; religión del latín religio se divide en dos, re y ligare. Re indica intensidad y se traduce como “comenzar de nuevo”, mientras que ligare, tiene que ver con ligar, amarrar, alinear, por lo que queda algo así como, volver a ligarnos con la deidad. Desde la fe, pudiéramos decir volver a alinearnos (volver a ligarnos o/unirnos) con la Divinidad. Esta práctica (religión) ha estado presente desde siempre. Es común en todas las culturas. Desde los tiempos más remotos hasta hoy el ser humano a “volteado a cielo” por respuestas, ya sea por curiosidad o por necesidad. La angustia por saber nuestro origen, y la necedad de pertenencia e identidad ha sido motor de y para toda teología, es decir una argumentación, una lógica del mundo y la humanidad. Ha incluso surgido la irónica interrogante, “¿qué fue primero la teología o el arte?”, dada a dos características básicas del ser humano, crear y creer.
TODOS CARGAMOS CON UNA RELIGION
Los Mayas, por ejemplo, entendían la lluvia como acción divina de los dioses. Creían que había 16 tipos de nubes y en cada una, un dios[1]. Ahí, hay una teología, y de por medio una religión. En contraste con la tradición hebrea que entiende a Dios como dador de vida, agua, y todo. Entonces de manera equivalente, al cada uno tener una lógica del universo todos cargamos con una religión. El problema surge con las implicaciones de esa religión. Es decir, las consecuencias morales y éticas de nuestras creencias. En la antigüedad, desde el mundo helenista se usaba el término yugo para referirse a una postura filosófica. Es curioso porque el yugo tiene una connotación de esclavitud, y de subyugación. Habría que recordar que el yugo fue (y sigue siendo) un instrumento que se une entre dos animales, entres sus múltiples usos para arar la tierra.
De igual manera con el pensamiento, es yugo porque de un lado estas tú y del otro lado aquellos ideales, lógicas que has construido o han construido por ti a quien rindes cuentas. Bajo esta lógica, la religión (como filosofía) es un yugo. ¡Exige o invita algo de ti! La mayor excusa del ciudadano creyente, y no creyente ha sido, “es que yo no hago nada” bueno, ¿no será este también un problema? ¿Escuchar el llanto de las masas y no hacer nada, o incluso no escuchar los llantos? A mi parecer, es un problema gravísimo.
De ser así, la cuestión no es si somos “religiosos”, sino qué religión será la nuestra. Una frase muy citada de Marx con referencia a la religión es, “La religión es el opio del pueblo”[2]. Y en un sentido lo es, la religión que deja de oír los llantos, que ha dejado de usar sus brazos para brindar consuelo, que ha dejado de usar su boca para pronunciar justicia, cuando la fe se ha echado a dormir en espera del cielo y la eternidad, ignorando las problemáticas sociales que nos aturden y agobian, en efecto es opio.
El tema es aún mayor cuando uno no tiene que ser religioso para ejercer una religiosidad. Pues existe una religiosidad en todo. Es más, donde menos pensamos que hay una. Aunque suene contradictorio hay una religiosidad en la ciencia, cuando históricamente un mal uso de lo científico ha alimentado guerras, discriminación racial etc. Ni hablar desde el deporte cuando crea un fanatismo que enajena al pueblo, y desde luego que el amor cuando dice: “es mía o de nadie más”. Entonces, lo que en esencia era lindo, fructífero, sano se tornó violento, agresivo. Lo mismo con la religión, en el mejor de los casos, ha logrado ser linda, fructífera, y sana, pero en otras, destructiva. De ser así otra pregunta que todos nos podemos llevar a casa es, ¿mi religión oprime o libera?
¿QUIÉN INVENTÓ A DIOS?
Otro tema con respecto a la religión es con relación a Dios. Una de las discusiones de las disciplinas de la antropología es (en palabras resumidas), ¿la religión nace o se hace? Desde un principio apuntamos a que nace, dada a la necesidad del ser humano a ver hacia afuera de sí mismo, en búsqueda de preguntas elementales de origen, pertenencia, o identidad, por curiosidad o necesidad. Sin embargo, al hablar de la religión institucional nos damos cuenta de que no hay religión a priori, sino que ha sido una construcción social, a partir de una cultura, lenguaje etc. Por lo tanto, ninguna religión está exenta de poder, autoritarismo, nacionalismo, androcentrismo, antropocentrismo, etc.
De hecho, un problema mayor con el tema de la religión ha sido justificar en nombre de dios violencias, discursos de odio, conquistas y cualquiera otro tipo de atrocidades. Cuenta la leyenda que los españoles llegaron a América y trajeron en una mano la biblia y en la otra la espada. Desmond Tutu (hablando sobre el colonialismo) agrega, “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”, Y cuándo abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.” Comprobamos, entonces, que Dios ha sido objeto, hecho además a imagen y semejanza nuestra. Ahora el tema se vuelve más extenso, si cada quién dibuja a un dios ¿qué tipo de dios hemos y seguimos dibujando? O sea, ¿en nuestro intento religioso a que dios nos hemos y seguimos inventando?
APERTURA RELIGIOSA
Apunta Nietzsche en Así Habló Zaratustra que cuando uno de los dioses se postuló como el único y verdadero, el resto de los dioses murió de risa. Dentro de la frase hay violencia, un dios sobre los demás, es la característica de toda religión. Y he ahí el gran peligro de lo religioso. Crear verdades absolutas manipuladas por el ser humano que a la vez prohíban la interacción, conversación y diálogo con las otras verdades dignas de ser escuchadas. Es muy interesante enterarnos de que los hebreos considerados miembros de una religión Monoteísta (creencia en un único Dios), en sus principios fueron Henotesistas (a partir del griego henos (“uno”) y “theos” (“dios”). Es decir, aceptaban la existencia de otros dioses (politeísta), solo que consideraban solo a uno por encima de todos. ¿Cuál es la diferencia? No se alcanza a ver muy bien, pero con tantita imaginación podríamos rescatar esperanza de apertura hacia un diálogo interreligioso. De manera que antes de aniquilar las otras fes, logremos rescatar de ellas lo bueno, puro y amable, con el fin de aproximarnos hacia una religión y una fe polivalente.
RETORNO RELIGIOSO
Para aterrizar les recuerdo que hoy en día hay en torno a lo religioso. Si bien en la modernidad, siglo VXIII se cambia la fe por la razón, la religión por la ciencia, con el paso de los años nos dimos cuenta que la ciencia produjo otras problemáticas, y no ofreció todas las respuestas. Por dar un ejemplo, la medicina cayó en las garras del capital, siendo un negocio muy grande. Entonces, ahora la lucha no es como antes, entre ateo vs. creyente, fe vs. ciencia, confianza vs. razón. Hay otros matices, muchas otras opciones.
Ni hablar de que toda religión es internamente diversa (concepto básico desde los estudios de la religión). Es decir que las religiones no son hegemónicas. No todos los integrantes de una religión comparten una misma teología, sino que dentro de una determinada religión existe una gama de pensamientos, escuelas y tradiciones, en ocasiones sumamente contrarias, unas se inclinan por el sectarismo y otras se alejan de él.
De ser así, siempre hay espacio para vivir y revivir nuestra espiritualidad, para hacer de nuestra fe refugios, para que quienes han perdido la esperanza, puedan reencontrarse con ella y ejercer una religión que interactúe con otras. La pregunta que les dejo sin pretender tener la respuesta y a modo de diálogo es, ¿valdría la pena explorar otras posibilidades de fe, espiritualidad y religión?
Concluyendo, si vamos a inventar a un Dios, al menos que ese Dios, nos empuje a la justicia, la paz, y a ver por la necesidad del otro. Si vamos a ejercer una espiritualidad que sea una que nos lleve a despertar, revivir, y accionar. Si vamos a vivir una fe, que esta saque lo mejor de nuestra humanidad. Y si vamos a adoptar una religión que esta no nos aísle del prójimo, sino que nos reúna con él, como mero acto de alinearnos con Dios.
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[1] https://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/06/13/903980
[2] “Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel”
Mi nombre es Efraín Belmontes, y soy de la frontera, Cd. Juárez Chih., México. Soy egresado de Garrett Evangelical-Theological Seminary con un MDiv. (Maestría en Divinidades). Actualmente, junto mi familia dirigimos el ministerio, Estandarte en el que trabajamos con niños, adolescentes y jóvenes. A la mano emprendemos junto a amigos una Comunidad de Fe, Dar.