Teologías Poscoloniales. Análisis y crítica.

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Las Teologías Poscoloniales son una reciente disciplina que inicia alrededor del año 2000. Nicolás Pannotto, cita a Joseph Dugan, para hablar de las cuatro etapas de la Teología Poscolonial.

En resumen, y en palabras de Nicolás Panotto:

“La teología poscolonial: 1) Cuestiona y deconstruye los postulados coloniales y occidentales de la teología cristiana. 2) Ofrece una relectura de la Teología de la Liberación. 3) Promueve una lectura más profunda, del fenómeno de la pluralización de sujetos e identidades teológicas como: indígenas, mujeres, gays, niños [[sic.] (as)], etc. 4) Posibilita una relectura de los temas centrales de la teología cristiana.”[1]

Un ejemplo sobre el cambio de epistemología, podría ser la perspectiva misionera de la iglesia cristiana en la actualidad y a través de la historia. El prototipo bíblico más importantes, después de Jesús es, el apóstol Pablo.

Pablo sienta el mayor precedente en la historia para ejercer el trabajo misionero. Es a partir de su ejemplo que se crearán las más grandes empresas misioneras, encargadas de llevar y establecer el evangelio en todos los lugares conocidos del mundo. Sin embargo, cuando nos acercamos a la historia de las misiones a la luz de una hermenéutica y epistemología poscolonial, queda evidenciado que el ejemplo paulino sirvió como justificación para la empresa colonial.

Especialmente en América Latina, Asia y África, el evangelio llegó con las grandes empresas colonizadoras, y bajo un doble interés. El más importante de todos, conquistar nuevos territorios que permitirían continuar con el enriquecimiento de las potencias y la acumulación de recursos. El segundo, el menos importante y casi invisible, llevar el evangelio a aquellos que nunca habían escuchado, a quienes “carecían de toda revelación divina”. Esta es una de las críticas más fuertes de la Teología Poscolonial al desarrollo del cristianismo, la crítica a los fundamentos coloniales y occidentales de las teologías cristianas. Dentro de esta crítica, encontramos dos trabajos importantes de acuerdo con Nicolás Panotto:

“En primer lugar, la historiografía de las misiones realizada por Sugirtharajah (2003;2009). Este autor se centra en los estudios bíblicos, demostrando cómo las diversas agencias misioneras inglesas que emergieron en el siglo XIX transformaron su exégesis bíblica en pos de una legitimación de la empresa colonial. En segundo lugar, encontramos algunos trabajos realizados desde las teologías latino/hispanas desde EEUU (Valentín) y una relectura de la historia de la conquista junto con las misiones y el espectro religioso de América Latina (Rivera Pagan).”[2]

Mezclar el evangelio con el poder político es uno de los más grandes errores de la Iglesia, uno de los que más daño ha causado, hasta la fecha. El haber mezclado los intereses políticos y económicos con el nombre de Cristo, ha sido uno de los temas que más han cuestionado las Teologías Poscoloniales, pues a la luz de la TL y de las Teologías Poscoloniales, Cristo es quien se opone y lucha contra los poderes de este mundo. Él está del lado de los pobres y los subalternos[3], y en contra de los poderes imperiales que oprimen a los menos favorecidos y mantienen en el poder a unos cuantos.

Si vamos a hablar de las estructuras de poder que mantienen en opresión a las minorías que, en conjunto, componen la mayor parte del mundo, es esencial que hablemos del colonialismo como discurso legitimador del modelo imperial.

En palabras de Simón Pedro Arnold:

“Como toda ideología, el discurso colonial tiende a legitimar, moral y culturalmente, la hegemonía imperialista del Occidente. Dicha legitimación se basa en tres afirmaciones interdependientes: el etnocentrismo, la asimetría, paternalista o excluyente, y la religión del invasor.”[4]

De acuerdo con el autor, el etnocentrismo consiste en afirmar la superioridad de la cultura del imperio. Por lo tanto, cualquier otra cultura, especialmente las culturas nativas, que, en el caso de México, fueron conquistadas y llevadas en un proceso de colonización coercitiva, fueron concebidas como “salvajes” “demoníacas” o “idólatras”. Esto sucedía porque cualquier cultura se ponía en contraste con la cultura imperial.

Al hablar de la relación entre la Teología de la Liberación y la Teologías Poscoloniales, Stefan dice que tienen mucho en común, especialmente en la opción preferencial por lo pobres. Sólo que, en las Teologías Poscoloniales, los pobres son llamados “subalternos”, sin embargo, son vistos como los que sufren, los marginados, quienes sufren los efectos de la colonia.

Presentarles a Cristo, era “civilizarlos”, puesto que todo lo que ellos/as eran como pueblo, y todas las tradiciones y prácticas culturales, eran vistas como inferiores, malignas y faltas de civilidad.

Así entramos en la segunda afirmación: La asimetría. Esta se daba con tanta naturalidad, gracias a que las estructuras eclesiales representaban el poder eclesiástico y colonial. Era tan fácil, e incluso esperado, que la evangelización se diera por la fuerza, pues las opciones eran: Cristo o la espada.

Lo más terrible es que, a pesar de lo absurdo que suena para nosotros/as, en este tiempo y contexto, ocurre lo mismo en el presente. En palabras de Stefan Silber:

“Pasa cuando las autoridades abusan de su posición de poder en la estructura eclesial, para exigir cierta atención de parte de los fieles o para tratar de indoctrinarlos. Pasa al no sentarse en conjunto con ellos, [sic.] para descubrir el mensaje del evangelio, sino, al darles el evangelio como alguien que lo sabe todo, y que se lo enseña a alguien que no sabe nada.”[5]

Aún más allá, parte de lo que hemos heredado de la evangelización occidental, es el hecho de que no podemos admitir dos verdades diferentes (contradictorias) como parte de lo que somos y creemos. En contraste, parte del desarrollo de las Teologías Poscoloniales, ha puesto de relieve que, en las tradiciones de la India, al pensamiento tradicional no le importa que dos verdades se contradigan, es más, dice que el mito de la no contradicción de la lógica viene de la percepción occidental.

La tercera afirmación del discurso es que, la religión se usa para legitimar la imposición imperial sobre las religiones autóctonas. Simón Pedro Arnold afirma, “… (la religión) justifica descaradamente esos mismos abusos tan patentes, de los cuáles la institución religiosa consigue amplios beneficios, materiales y otros.”[6]

Esa fue la manera en la que actuaron los colonizadores y conquistadores que llegaron con la religión como bandera, para justificar los terribles hechos por los que hicieron pasar a los pueblos nativos. Esa fue la estrategia de evangelización de los esfuerzos misioneros, que durante los siglos XIX y el XX, operaron en América Latina, Asia y África. Este es un ejemplo de la crítica que hacen las Teologías Poscoloniales, a las Teologías Cristianas, en dónde, a través de una relectura de la Biblia, y de la misma historia, podemos obtener diversos elementos de análisis.

Aún hoy día, seguimos viendo destellos de este discurso presente en nuestra realidad, o como Stefan Silber lo llama, “residuos de colonialidad”. Sin embargo, las Teologías Poscoloniales vuelven hacia el desarrollo del pensamiento ancestral con mucho respeto, para encontrar puntos de encuentro entre la fe cristiana y las creencias propias. (Siber 2017) Las Teologías Poscoloniales, son conscientes de que existen otras maneras de percibir la realidad, y que, aunque los métodos que te lleven a otras percepciones distan mucho de los métodos tradicionales europeos, son igualmente válidos, y generan reflexiones teológicas mucho más conectadas a la realidad, que responden a las problemáticas actuales de nuestro mundo (o al menos tratan de hacerlo).

No intento decir que la metodología de las Teologías Poscoloniales, o el resultado de las mismas sean la única manera de hacer teología. Eso sería, caer en la bajeza de los mismos argumentos coloniales. Como lo dice Carlos J. Beltrán: “No podemos pensar, sin embargo, que sus discursos sean completamente «novedosos», en términos teóricos, o que ellos no estén unidos ya a otros esfuerzos simultáneos y en campos diferentes y diversos del saber.”[7]

Una de las críticas que podemos hacer al método de las Teologías Poscoloniales, es que realmente no innovan del todo, más bien, siguen el curso de la Teología de la Liberación, de concebir una nueva epistemología, y de desmontar el andamiaje de las teologías del Atlántico Norte, para traer a escena a quienes, aún con los progresos de la TL, se estaban quedando fuera de los procesos de liberalización. Aún con eso, me atrevo a decir que la metodología de las Teologías Poscoloniales, y el desarrollo de las mismas, son el futuro del cristianismo. Realmente considero que aquellos grupos de fe, que se cierren a la contextualización y a otras epistemologías, estarán destinados a desaparecer.

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                [1] Nicolás Panotto. Descolonizar lo divino. Aportes para una teología poscolonial del campo religioso latinoamericano. (Rosario, Argentina 2014. Centro de Investigaciones y Estudios en Teoría Poscolonial). Pág. 143,144.

                [2] Nicolás Panotto. Descolonizar lo divino, 144,1445.

                [3] Stefan Silber. Entrevista Maestría en Teología Latinoamericana. Universidad Centroamericana (UCA), El Salvador, 2017. https://www.youtube.com/watch?v=lq9J8GywZpU.

                [4] Simón Pedro Arnold. Descolonización e Interculturalidad. El punto de vista teológico. (Voices. Theological Journal of EATWOT – Ecumenical Association of Third World Theologians) 30

                [5] Stefan Silber. Entrevista, 2017

                [6] Simón Pedro Arnold. Descolonización e Interculturalidad. El punto de vista teológico. (Voices. Theological Journal of EATWOT – Ecumenical Association of Third World Theologians) 31.

                [7] Carlos J. Beltrán. Teologías Poscoloniales y hermenéuticas del fenómeno religioso. La teología crítica feminista como paradigma de una “teología poscolonial”. (San Paulo, Brasil. Universidad Metodista de San Paulo. Horizonte Coloniales. Número 2, 2016). Pág. 61

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