Reflexión Hermenéutica, Parábolas (Parte 1)

 In Liberación e Historia

La parábola es un recurso literario, utilizado comúnmente por Jesús, según los escritores de los evangelios. Algo maravilloso es que la parábola (metáfora, alegoría) es polivalente, capas para reproducir muchas y diferentes conclusiones y significados. Es por eso la invitación de acercarnos a ellas, no porque sean fáciles o difíciles de leer, sino por la diversidad de resoluciones que pueden ofrecer a nuestras reflexiones. Sí, la parábola usa lugares comunes, lo cual presuponemos “entendían” aquellos, los primeros oyentes. Sin embargo, para nosotros, hijos de nuestros días, a las parábolas sólo las podemos interpretar y sobre todo reinterpretar, pues aún sin notarlo, cargamos ya con interpretaciones previas de ciertas parábolas (al igual que de pasajes, frases, o eventos bíblicos) dejando poco espacio para imaginarnos nuevos, frescos y relevantes significados de ellas hoy.

Si pensamos por ejemplo en la Caverna de Platón, una parábola que hasta el día de hoy nos cuesta descifrar, sus interpretaciones son muchas; no hay una única, última y verdadera lectura. 

Quien la lee por primera vez queda perplejo por días. Aún recuerdo la primera vez que la leía, aquella noche no pude dormir, además que la quería contársela a medio mundo. Lo mismo pudiéramos hacer con las parábolas de Jesús, aproximarnos a ellas con toda libertad, como la del niño que al leer una fábula le va buscando moralejas, y así dejar que de aquel bello pasaje renazca algo en que pensar, meditar y así vivir. No mal interpreten, reconozco que ignorar el contexto del texto, sea político-social-económico, desestimar la intención del autor, pasar de largo el tema de las traducciones de cualquier texto (en nuestro caso de una parábola) es peligroso. De igual manera es peligroso temer o rehusar acercarse al texto por aparente “ignorancia”. Tal como pasó en la era medieval, que solo ciertas personas (mayormente académicas) tenían acceso a los libros sagrados, lo cual se prestó a una gran manipulación, y permitió violencia hacia quienes pensaban distinto a lo ya escrito. Ciertamente, no soy de los que, “si no sabes griego no puedes interpretar”, o “si no estudias teología no puedes predicar”, pero tampoco de los que, “la biblia se interpreta sola”, “la biblia es muy clara”. La gran problemática es que las iglesias, en su gran mayoría, carecen de espacios de reflexión, más bien se da el adoctrinamiento, y entonces nuestra creatividad e imaginación teológica se ve afectada. Hoy la imaginación está en crisis, y eso va a limitar nuestras hermenéuticas y  reflexiones del texto.

La buena noticia es que las exégesis patrísticas (siglo I-VIII) nos dejan con un principio importante; los Padres de la Iglesia hablan de una revelación progresiva es decir, estos primeros teólogos creyeron que el texto bíblico se iba esclareciendo con el paso de los años, lo cual nos hace pensar entonces que cada generación debe ser responsable de leer y releer el texto bíblico a la luz de sus tiempos y realidades. O sea, no conformarnos con interpretaciones populares de canon, sino ir encontrando destellos de luz en el texto que alumbren nuestros caminos.

Es por eso que propongo, con el debido respeto hacia quienes lleguen a alarmarse por semejante herejía, que faltemos el respeto a la biblia, al texto, a la parábola. ¡Dejemos la bibliolatría! Por el contrario, dispongámonos a leer y releer en busca de múltiples interpretaciones decentes e indecentes, con confianza y responsabilidad, a sabiendas claro, que se hace desde un sesgo determinado (por nuestro lenguaje, cultura contexto y experiencia).

Que alegría escuchar transparencia en el tema de la hermenéutica y homilética (interpretación y predicación). Que desde el púlpito alguien diga, “hola, esta es mi interpretación, una breve “investigación” de 10 minutos en Google”, o, “la idea no es mía, la escuché en TikTok/radio/YouTube/de tal predicador famoso”, o, “esta es mi interpretación, sacada de contexto, pero igual y nos sirve”. No estaría nada mal pues siempre será mejor escuchar la honestidad de quien usó una idea ajena, o se inspiró en algún video, predicador, etc., que de un, “Dios así me dijo”, “porque así dice la biblia”, o de un, “porque esta es la sana doctrina”. 

Entonces, en cuestión de hermenéutica en la parábola, lo óptimo sería una interpretación responsable, adecuada para nuestros tiempos y escuchas, sin postularse como la única, última y verdadera, error que vemos tanto en las facciones ultra conservadoras y ultra progresista. Es entonces a ambos y a todos mi invitación, de faltarle el respeto a la biblia. ¡Ojo! Estrictamente ya lo hacemos. Esto solo se define entre quienes lo aceptan y quienes lo niegan rotundamente.

 

Mi nombre es Efraín Belmontes, y soy de la frontera, Cd. Juárez Chih., México. Soy egresado de Garrett Evangelical-Theological Seminary con un MDiv. (Maestría en Divinidades). Actualmente, junto mi familia dirigimos el ministerio, Estandarte en el que trabajamos con niños, adolescentes y jóvenes. A la mano emprendemos junto a amigos una Comunidad de Fe, Dar.

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Comments
  • Maria Rodriguez

    Muy interesante tu perspectiva para leer e interpretar las parábolas!

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