Salmo 137
Por las aguas del Río Grande nos
sentamos y lloramos cuando recordamos
colonias dejadas atrás. En los árboles
colgamos canciones y los guardias fronterizos
y los vigilantes con armas y sombreros de MAGA
se burlan y no logramos escribir ni una sola palabra
confortable en este xenófobo país. A la par del río
que atrapa lágrimas migratorias, recordamos las
pandillas masacrando los inocentes en El Salvador,
Guatemala y Honduras, recordamos la gente
golpeada y asesinada por las manos de sus
torturadores, recordamos los niños y las madres que
fueron lanzados contra las rocas como el luto que se
agarra amargamente ahora a nuestras lenguas hasta
salir gritando de nuestras bocas. ¿Cómo podemos
cantar la canción del Señor? ¿Cómo hablar de
armonía en esta tierra donde los malvados nos hacen
desaparecer y nos ofrecen pobreza, hambre, sed,
cárcel y muerte? Junto al río nos sentamos
imaginando el día alegre en que el Señor devuelva el
odio y nacerá la nueva Jerusalén donde nadie sea
obligado a caminar por los desiertos, esconderse de la
migra, vivir en las sombras, fallecer en el rio Grande y
en el norte solo llorar.
H. J. Recinos, No Room (Wip and Stock, 2020)
Recommended Posts