Epistemología Latina – Repensando el pensamiento Binario
Recuerdo que tiempo atrás, lo que ahora parece ser una eternidad, mi hija estaba pasando por una serie de pruebas diagnósticas para ver si tenía la condición de Asperger.[1] Claro está que tal condición, que hoy día está clasificada en el espectro del Autismo, es bastante elusiva. Elusiva en el sentido de que no tiene ‘reglas’ o ‘clasificaciones’ que expliquen exactamente la posición de cada individuo que tiene la condición. Esto es algo muy normal en los espectros de Autismo, ya que en ellos hay un sinnúmero de factores que afectan a cada individuo de una forma diferente.
En otros artículos ya he analizado varias doctrinas teológicas de la Iglesia protestante que deben ser reconfiguradas para traer mejor respuesta a estas condiciones de la experiencia humana, como el Asperger y el síndrome de Down, que han sido en gran forma ignoradas por lo que llamamos la teología ‘clásica’ u ‘ortodoxa’.
Sin embargo, hay todavía ciertas barreras que debemos tomar en serio y repensar para ver si seguirán vigentes durante los nuevos retos que está enfrentando, y que continuará enfrentando, la teología contemporánea.
Si, como ya discutimos anteriormente, sabemos que las teologías contextuales siguen cuestionando las creencias absolutas y radicales. Es importante también tener en cuenta por encima de lo que ya hemos explicado, que parte del problema de este tipo de visión de lo absoluto, está arraigado en nuestro mismo pensar como pueblo Latino. De hecho, esta es la idea detrás del trabajo de un amigo venezolano, Otto Maduro, de cuestionar el mismo hecho de cómo llegamos al conocimiento que llegamos como pueblo.[2]
Sabemos que, parte del legado europeo en Latinoamérica, es el pensamiento binario como parte integral de nuestro análisis del mundo. Esto es muy irónico, porque tenemos el legado europeo de educación (como muchas civilizaciones conquistadas por los imperios del atlántico norte) pero a la vez, nuestra misma experiencia de ser un pueblo conquistado y marginado, lucha en contra de ese legado.
Es una batalla interna, una que nos lleva a ver y a analizar el mundo en categorías “BLANCAS y NEGRAS”,[3] pero a la vez nos empuja a rechazarlas y a vivir en un “GRIS” [4] día a día. Una ironía muy grande. Por ironía me refiero a que, aunque mucho de nuestro pensamiento como Latinos/as es influenciado por el pensamiento del Atlántico Norte, nuestra experiencia de lucha, supervivencia, de lucha por la justicia, nos lleva a cuestionar dicho pensamiento.
Esto va directamente en contra del pensamiento binario. El pensamiento binario no es más que la simplificación de conceptos que son muy complejos en categorías sencillas, que usualmente son mutuamente excluyentes y que suele ignora las contradicciones que existen entre dichas categorías. Usualmente el pensamiento binario nos lleva a ‘ver’ y ‘entender’ el mundo en categorías como, lo bueno y lo malo, lo sucio y lo limpio; ignorando/rechazando, etc., todo el espectro que hay en medio de estos extremos.
Esto es importante, para emprender en conversaciones más honestas de los problemas sociales que nuestras sociedades contemporáneas enfrentan hoy día. Por ejemplo, conversaciones en cuanto al problema migratorio que enfrentan los llamados ‘países desarrollados’, deben empezar no en categorías extremas que sean mutualmente exclusivas (como legal vs ilegal), sino más bien deben empezar en la experiencia de vida dentro del espectro gris de muchos migrantes.
Jesús nos da una respuesta contemporánea a este tipo de dicotomía teológica, cuando sus discípulos, al ver un hombre ciego de nacimiento le preguntaron: “Rabí… ¿quién pecó, él o sus padres [sic.]?” A lo cual Jesús responde: ¡ninguno! (Juan 9:1-12) Jesús está saliendo del pensamiento binario que sus discípulos estaban empleando, dándoles a entender que Dios y todo su aparato teológico, es mucho más complejo que esos tipos de simplificación. Jesús les deja claro ese día, que Dios opera en este área gris, ya que es ahí donde se encuentra la voz del oprimido.
Si de verdad la tarea teológica de la Iglesia es reconocer (y hacer evidente en muchos casos) la obra de Dios en las vidas de muchos/as, entonces debemos empezar a ver el mundo en estos términos complejos donde miles de historias y voces se cruzan. Es ahí donde está la riqueza de la teología, donde el pensamiento Latino cobra vida plena y en donde la Iglesia encuentra su salvación.
He aquí el por qué uso el ejemplo de la condición de mi hija para explicar la ironía del pensamiento binario en la teológica clásica y en el reto que enfrenta la Iglesia contemporánea. De la misma forma, es por eso que el Autismo seguirá siendo una barrera para ella, por ser un ‘espectro’ que no cabe en categorías fáciles y supra-simplificadas, como las categorías que usamos hoy día en doctrinas como la del pecado, la salvación, etc.
De la misma forma, si algo he aprendido de esta condición del Asperger de mi hija, es que el mundo y los extremos que creamos tienen lugares en donde los conceptos se cruzan. Estos lugares son usualmente ignorados por la persona que piensa de forma binaria, y la teología ‘clásica’ fue construida por personas que (queriéndolo o no) fueron dominadas por este tipo de interpretación epistemológica.
Mi sospecha es que, en los próximos años, la teología contemporánea seguirá batallando con estas áreas ‘grises’ en las que viven y que son una realidad en la vida de millones de personas.[5] Sin embargo, seguimos utilizando estos conceptos en nuestros ministerios día a día, ignorando las repercusiones que esto trae en la vida de muchos/as creyentes. Así que, ¡adelante! La lucha continua.
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[1] El síndrome de Aspergers es ahora parte de un espectro diagnóstico del Autismo, el cual son condiciones neurológicas que afectan el Desarrollo neuro-típico de la mayoría de los niños/as. Descubierto por el pediatra Austriaco Hans Asperger en el 1944. Para más información: https://www.autismspeaks.org/types-autism-what-asperger-syndrome.
[2] Otto Maduro pasó mucho tiempo de su carrera cuestionando y trabajando en problemas epistemológicos en la teología. Su legado es parte de cómo podemos ver estas ideas abstractas hoy día de una forma más entendible. Maps for a Fiesta: A Latina/o Perspective on Knowledge and the Global Crisis. First edition. (Fordham University Press. 2015)
[3] El uso de los colores BLANCO y NEGRO para describir experiencias diarias dentro de categorías como por ejemplo lo ‘bueno y lo malo’ o lo ‘aceptable o no aceptable’, están arraigados, sin ninguna duda, en el racismo. Lo blanco es siempre ‘bueno’ pero lo negro es ‘malo’. Este tipo de análisis también se encuentra en la biblia, aunque en el mundo bíblico está más dirigido al día (y todo lo que la luz representa) y la noche (todo lo que las tinieblas representan). La motivación del uso es un poco diferente. Este ejemplo se usa mucho en Latinoamérica, aquí sólo lo uso para clarificar lo que quiero decir, entendiendo el debate que trae y las raíces malignas de su uso contemporáneo. Sin embargo, podemos utilizar otros colores, como el verde y el rojo, para describir los mismos conceptos.
[4] El término ‘gris’ puede ser entendido de varias formas. Sin embargo, aquí lo uso sólo para enfatizar que la experiencia colectiva del pueblo Latino (en su mayoría) vive en categorías que siempre están empujando las líneas de lo que es bueno, o malo, o aceptable o no.
[5] Como lo siguen haciendo los teólogos/as de la liberación Wesleyanos.
Gracias por compartir este mensaje. Siempre he pensado que la vida es muy compleja para ser solucionada entre ‘el bien’ y ‘el mal’ (blanco y negro). La definicion de lo que es ‘bueno’ o ‘malo’ a veces es definida por aquellxs en poder. Aquellxs que controlan la definicion, controlan la agenda. Por ende, muchas veces prefiero basar mis deciciones de forma utilitaria, buscando y considerando la mejor posibilidad para todxs. Como bien dices, tenemos que trabajar en lo entremedio, en los ‘gris’, en conjunto, en comunidad.