Epistemología Latina – Repensando el lenguaje inclusivo
Ya han pasado uno años desde que surgió el perenne debate de la inclusión de géneros (o, mejor dicho, el abandono de los géneros binarios) y su proclamación en el lenguaje inclusivo (L.I.) en Latinoamérica.[1] En este artículo no pretendo añadir al debate de ninguno de los dos lados del espectro. En realidad, creo que el debate es un poco inconsistente en muchos círculos, por el mismo hecho de que la mayoría de las veces el mismo parte desde ciertas premisas arquetípicas de las culturas latinoamericanas.
En los EE. UU el debate es un poco más amplio, porque agrega el espectro del racismo, buscando agregar las voces de las ciencias sociales y otras vías que validan las de aquellos/as que son ignorados por los argumentos extremos del género y del lenguaje. Sexismo y racismo van mano a mano en la experiencia de muchas personas que están fuera de los patrones binarios. Ya hemos hablado de la trivialidad en la psique latinoamericana de la batalla interna del pensamiento binario. El cual creo que es la última batalla ideológica del colonizador para someter a sus víctimas colonizadas. En el caso de la lingüística, las víctimas son mujeres, niñas y personas que se identifican en géneros fuera de las categorías binarias. Por esto la batalla es necesaria. Como enfatizó el gran cantante Bob Marley: hay que “emanciparse de la esclavitud mental.” [2]
Sin embargo, aquí la pregunta clave es: ¿Por qué es esto importante? Desde una perspectiva académica, es de suma importancia el poder establecer una terminología lingüística universal que podamos usar como plataforma base en nuestro diario vivir. La R.A.E. (Real Academia Española) la supuesta institución que existe para salvaguardar el lenguaje español (no importando lo racista, sexista, y subyugador que sea) continúa abogando por el uso del masculino genérico.[3] ¿Qué podemos esperar? Por otro lado, desde una perspectiva practica pastoral, es incluso más significativo que solo una terminología lingüística. Ya que la violencia hacia las mujeres y personas que no se identifican con el sexo masculino es real, y hay una urgencia de sobrevivencia de muchas personas en el asunto. No solo estamos argumentando lingüística y académicamente, sino con situaciones reales de vida o muerte.
Desde la perspectiva de las ciencias sociales, debemos entender que el lenguaje refleja la sociedad. Y si el lenguaje sigue reflejando y reforzando patrones de poder, y relaciones de desigualdad social, de clase, económica y de géneros, entonces debe ser reconfigurado. Esto no pasa en un vacío ideológico. Por el contrario, el debate empieza porque hay cambios en la sociedad que buscan reflejar cómo nos expresamos y cómo nos entendemos unos/as a otros/as.
Ahora ¿Por qué es importante romper con la posición de la RAE en cuanto al LI? Precisamente por la misma idea de que el dominio español ya termino en nuestras tierras, entonces: ¿por qué seguir a una institución colonizadora que nos sigue clavando la lanza del dominio? ¿Por la lengua ‘pura’? no hay ninguna lengua que no tenga cambios. Por ¿las reglas rígidas? Ridículas diría yo. El lenguaje cambia, seguirá cambiando y nunca dejará de cambiar.[4] Si no fuera así, estuviéramos hablando latín todavía, o griego, o arameo, y así sucesivamente siguiendo atrás en la historia. Lingüística e ideológicamente hablando, no comparto la necesidad de seguir en estas direcciones colonizadoras, que ignoran las voces de muchos/as oprimidos/as.
El debate del LI no debe estar centrado en lo correcto o incorrecto de la lengua, ni tampoco debe estar cercado por roles de genero binarios tóxicos. Es aquí donde creo que la RAE empieza el debate desde el lugar equivocado. Ya teólogos como David T. Abalos han hablado de este tipo de acercamiento a estos estereotipos marcados en la lengua: Patriarcado, machismo, matriarcado, sexismo, mujeriego, puta, etc.[5] Son patrones tóxicos que están siendo derribados por los mismos avances teológicos de mujeristas, teólogas de la liberación, y personas dedicadas a la causa de la igualdad ideológica. Por otro lado, como argumenta Abalos de una forma más global, el género no debe estar solo conectado con nuestra fisiología corporal. El género va mucho más allá de esto. Es por eso por lo que el debate en los EE.UU de la terminología del LI abarca tanto terreno. El debate entre los términos Latino/a, Latinx, LatinX, Latine, Latin@[6] no es solo peyorativa o terminología académica para la lectura, sino más bien es la búsqueda de no solo enfatizar la lucha que existe en el pueblo latinoamericano y el derribar esas barreras sistemáticas que le dan vida a la opresión. En los EE. UU se le agregan los términos Hispanos/as e Hispano/a parlante, que tienen una connotación racista ya de antemano.[7]
En fin, el debate del LI no es solo ejercicio académico. Es precisamente buscar el cambio del uso de un lenguaje que continúa dándole vida a muchos patrones de opresión. Esto es indispensable tanto en Latinoamérica como en los EE.UU.
Viendo como Jesús rompió relaciones con las instituciones que supuestamente salvaguardaban el Status-Quo en su época (como, por ejemplo, rompiendo las reglas del sábado para alimentar a personas que estaban hambrientas – Lucas 6:1-5) es una inspiración para mí, como padre de una niña de 6 años, el cual quiero y debo, luchar por su igualdad. Esto no es solo academia, tiene aplicaciones reales que van a afectar a millones de personas en las próximas dos décadas. Es importante que como teólogos/as estemos en la vanguardia de dicha lucha, siguiendo los pasos de nuestro maestro.
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[1] https://www.abc.com.py/internacionales/2020/02/16/Rae-el-debate-sobre-el-lenguaje-inclusivo-llegará-a-latinoamerica/. Accesado febrero 10 del 2021. Ya la RAE está debatiendo el lenguaje inclusivo desde hace más de 10 años sin ningún tipo de resolución al tema. Su aporte es el área lingüística, no ideológica. Esta diferencia es importante tenerla en cuenta.
[2] https://genuis.com/Bob-marle-and-the-wailers-redemption-song-lyrics. Accesado febrero 10 del 2021.
[4] David T. Abalos. The Latino Male. A Radical Redefinition (Bouder, London, Lynne Rienner Publishers, inc. 2002), 96
[5] Abalos, The Latino Male, 95. El arquetipo del mujeriego, por ejemplo, es algo que Avalos describe en detalles como afecta ambos sexos y personas que se identifican fuera de ellos.
[6] Los términos Latino/a y Latine son los más aceptables en cuanto a la facilidad de la lectura del lenguaje escrito. Los términos Latinx, LantinX, y Latin@ no tienen equivalentes fonéticos, y por ende llevan a las personas a tener problemas de lectura en cuanto a sus usos y aceptación. Sin embargo, los términos Latine y el doblego de Latino/a tienen más aceptación por este hecho de que pueden ser leídos de una forma más sutil. Pero el debate continua en cuanto a cuál es el mejor término para la escritura y lectura en español.
[7] El término ‘Hispanic’ (hispano) en ingles fue creado por el departamento del censo de los EE.UU como una forma racista de clasificar a las comunidades de habla hispana. Este debate de su creación y uso oficial en círculos del gobierno continua hasta hoy día.