Falsificación de abogados y malentendidos
En los EE.UU. un notario público no es un abogado. Un asistente legal no es un abogado.
Escucha lo que te digo. Yo fui asistente legal, notario público y actualmente estoy en mi segundo año de estudios en la facultad de derecho en los EE. UU.
Mientras trabajaba en un bufete de abogados de inmigración, escuchaba una frase frecuentemente: “un asistente legal y/o un notario público manejó mal mi caso y ahora estoy aquí tratando de arreglarlo” o “tengo una orden de deportación pendiente porque me dijo que mintiera sobre mi solicitud.” ¿Por qué esta historia recurrente de representación e información errónea y de fingir ser abogados es un factor continuo entre la comunidad Latina migrante? ¿Es esto simplemente una nueva tendencia?
Para nada. Mi madre tuvo exactamente la misma experiencia hace 34 años.
Ella, a la edad de 17 años como muchas otras, hizo el angustioso viaje sola desde Colombia, atravesó Centroamérica, atravesó México y luego atravesó los Estados Unidos en busca del ‘Sueño Americano.’ Solo para darte una idea, ¡el viaje es de más o menos 5,183 millas, que es el equivalente a las carreteras actuales de América del sur, centro y norte!
Fue detenida y cumplió 3 días en un centro de detención migratorio. Su primo tuvo que pagar una fianza para que ella fuera liberada antes de la audiencia programada frente a un juez. Cuando le pregunté sobre su experiencia en el centro de detención, ella me explicó: “Sabía que estaba un paso más cerca del Sueño Americano. ¡Me dieron huevos!”. Mirándola con una mirada confusa, le pedí que me explicara más a detalle lo que quiso decir. La respuesta de mi madre fue demasiado familiar, angustiosa pero divertida, una historia que hemos escuchado con tanta frecuencia durante décadas: “En Colombia, yo era una de 8 hijos. Compartíamos un colchón en el suelo de tierra. Mis padres nos alimentaban a todos con una caja de pasta y nuestra celebración de cumpleaños consistía en un solo huevo. En el centro de detención, me hacían sentir como si fuera mi cumpleaños todos los días”.
Después de ser liberada del centro migratorio, mi madre conoció a mi padre, se enamoró y se casó cuando tenía 18 años. Todavía se estaba adaptando a su nuevo entorno y aprendiendo inglés cuando buscó orientación sobre cómo solicitar su residencia permanente.[1] Su amiga le recomendó a un compañero latino en Nueva York que se identificó como abogado de inmigración. Probablemente puedas adivinar lo que sucedió después.
Él tomó 1,500 dólares de mi madre, el poder adquisitivo equivalente a más de 3,500 dólares hoy día, completó las aplicaciones del USCIS (en sus siglas en ingles) y le dijo a mi madre que mintiera.
¡Así es! Este “abogado” le dijo a mi madre que mintiera acerca de haber sido detenida cuando su solicitud estaba siendo procesada.
La única razón por la que mi madre no fue deportada después de mentir fue porque aún le quedaban unos meses en la escuela de belleza que estudiaba y la Embajada de Colombia sintió lástima, admiró su deseo de aprender un oficio o simplemente simpatizó con su situación particular.
El pasmo total de estar tan cerca de la deportación, descubrir que la habían robado y, de hecho, no haber tenido un abogado legítimo horrorizó a mi madre. Ella llegó frenética a su oficina tratando de localizar al hombre que le quitó el dinero y puso en peligro su ‘Sueño Americano.’ El hombre no estaba por ningún lado. Este “abogado” era un empleado de la oficina que solo alquilaba un escritorio.
Hay dos retos que dan vida a esta problemática común en nuestras comunidades.
En primer lugar, abordemos el nombre inapropiado. La malinterpretación de la comunidad migrante está bien justificada, especialmente en la comunidad latina, porque en la mayoría de los países latinoamericanos, un notario – que puede ser fácilmente confundido con el nombre inapropiado del idioma inglés ‘notario’ – es en realidad un profesional con una designación académica mayor que un abogado promedio. Los notarios latinoamericanos son muy respetados. En los EE.UU. esto es uno de los problemas.
En segundo lugar, y debido a las barreras lingüísticas, financieras y culturales, muchas personas que son abogados y notarios en sus respectivos países y llegan aquí buscando formas de trabajar como profesionales. Pero no tienen una forma accesible y factible de validar sus títulos extranjeros, sin incurrir en altos costos, ni enfrentar dificultades de aprendizaje tanto de las leyes como del lenguaje. Esto lleva a muchos/as a encontrar un punto de entrada fácil y atractivo para abrir una oficina en su campo laboral. ¿La solución? ¡Ya lo sabes! ¡El nombre inapropiado! Les dicen a los posibles clientes que son abogados en sus países natales y un ‘notario’ aquí en los EE. UU., o que están afiliados a un bufete de abogados local real como asistentes legales, y que pueden ayudarlos con cualquier cosa que necesiten. ¡Así es! ¡Son Paralegales y Notarios! La gente se enamora de ellos.
Esta historia de aflicción es demasiado común para que sea ignorada. ¿Por qué las comunidades migrantes continúan siendo víctimas del engaño en momentos de necesidad? ¿Cómo podemos estar junto a nuestros compañeros latinos y asegurarnos de que las generaciones futuras eviten la historia de engaño y tergiversación de los abogados ficticios?
Educación y apoyo:
- Busque el nombre de su respectivo abogado en la lista de Abogados de Florida. Asegúrese no solo de que él / ella sea un abogado, sino que el abogado todavía esté al día en todo. https://www.floridabar.org/directories/find-mbr/
- Este al tanto de los cambios continuos dentro de la comunidad migratoria y comparta la información con amigos y familiares. Por ejemplo, el abogado Henry Lim comparte su gran conocimiento en su podcast, La Voz del Imigrante. El podcast en español ofrece las últimas noticias y análisis sobre asuntos migratorios a nivel local y nacional. Cada semana, Henry Lim analiza las actualizaciones relevantes con respecto a la inmigración y la ley. También puede escucharlo explicando casos y contando historias desde la oficina. https://www.lim.law/blog/2019/november/the-lim-law-podcast/
Con buena representación, educación y el apoyo adecuado, el ‘Sueño Americano’ es posible. Mi madre lo hizo posible, no solo para ella, sino también para las generaciones siguientes.
Les digo esto no solo como estadounidense de primera generación, sino también como graduada universitaria de primera generación, y estoy en camino de ser la primera beneficiaria de un título de posgrado y la única abogada en mi familia. Como estudiante de la facultad de derecho a tiempo completo, ofrezco mi tiempo como defensor de los niños/as en el sistema de dependencia y participó en clínicas de Naturalización y Estatus de Protección Temporal. También fui elegida Tesorera de ILS (Barry Law – Immigration Law Society) y Tesorera de WLA (Asociación de Abogados de Mujeres).
Todos estos logros y oportunidades nunca hubieran sido posibles si no fuera por mi madre que hizo ese fatídico y peligroso viaje para procurar un futuro mejor.
Yo soy el sueño americano de mi madre.
Comparta el conocimiento y asegúrese de que su sueño americano esté en las manos adecuadas. La tergiversación y la falsificación de abogados son delitos que nuestra generación puede detener si ponemos fin a la desinformación cultural que tenemos hoy día.
Meybelin Barrera está en su segundo año de derecho en la universidad Barry en Orlando, Florida. Ella fue una paralegal y notaria. Meybelin, tiene más de 10 años sirviendo a la comunidad latina en los EE. UU., trabajando con diferentes organizaciones sin fines de lucro, que se enfocan en veteranos de guerra, derechos de las mujeres y niños, y problemas migratorios. Ella también fue parte de organizaciones que han contribuido al desarrollo profesional de la comunidad latina para la inclusión de más latinos a niveles profesionales, tanto en el gobierno federal y local, organizaciones sin fines de lucro y corporaciones nacionales.
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[1] La residencia permanente, en los EE.UU. es un estatus migratorio que le da a la persona la capacidad legal de trabajar, tener seguro médico, licencia de conducir, etc. Son beneficios importantes y que no vienen sin mucha lucha.