Dos Padres/Two Fathers

 In Caminando en Justicia, Historias, Movilidad Humana, Teología y Cultura, Violencia de Género

Nogales, México
Octubre
del 2019 

Los carteles estaban pelando por territorio, explica Luis con una voz quebrantada, y su familia estaba en medio de dicha lucha.

“Una noche tocaron a nuestra puerta” dice, “con sus armas en mano nos dijeron, ‘tienen que irse ahora. Nada más eso, solo, se tienen que ir ahora.”

Luis vio a su hijo e hija jugando a un lado de la acera-un niño de 4 años y su hermana, un año o dos mayor que el chico. “¿Qué podía hacer?” menciona, y baja su cabeza. “Salimos. Dejamos todo atrás y salimos con lo que pudimos en nuestras manos.”

Eso fue hace 15 meses. El tiempo que tomó a Luis y a su familia llegar aquí a Nogales desde su hogar, más de 3,000 km de distancia.

El otro hombre asiente con la cabeza a modo de simpatía. Él también es un padre, un poco mas anciano que Luis, que tiene preocupaciones grabadas en su rostro oscurecido por el sol. Antonio tiene dos bellas hijas, de 12 y 14 años. El también dejó su hogar por ellas. Nadie tiene que preguntar el porqué.

Ahora ellos están esperando afuera del ‘comedor’, en Nogales, México, un ministerio de comida organizado por los Jesuitas de Kino Border Initiative. Ellos buscan asilo, esperando en la frontera por sus citas, sin saber cuándo sucederá.

Nogales es una ciudad abatida por los carteles de droga, pero siempre y cuando los migrantes estén cerca de la iglesia, van a estar a salvo. Los miembros de los carteles no se meten con los ministerios de las iglesias locales. Pero, si entras en su territorio fuera de los límites de las iglesias y vas un poco al norte hacia la frontera…. Ellos te paran-y quizás peor-te paran bandas armadas.

Y no te puedes quedar cerca de la iglesia siempre.

Mientras más tiempo estas familias estén siendo forzadas a esperar en Nogales, es más probable que algo malo les suceda. Los dos padres entienden esto, pero no hay nada que puedan hacer al respecto.

Antonio está buscando a alguien que le ayude a encontrar pastillas anticonceptivas. Esto, claro está, no es algo que los ministerios católicos de monjas y jesuitas pueden ayudarlo. Pero Antonio sabe que debe haber alguien que pueda ayudar.

El no quiere las pastillas para su esposa. El quiere las pastillas para sus hijas.

“Mira este lugar,” el le dice a Luis, su voz quebrantada con la derrota, “es solo cuestión de tiempo para que ellas sean violadas.”

Dos buenos padres. Dos padres fuertes. Dos padres sin poder. Los dos destruidos, quebrantados, sin embargo, tratando de proteger a sus hijos de una forma u otra.

¡No puede haber una derrota!

Junto con un grupo de voluntarios y trabajadores de la comunidad de la organización sin fines de lucro “Justice for our neighbors” (JFON), Jonathan Sánchez, miembro de la junta de Florida, visitó el comedor en Nogales hace unas semanas. Jonathan pudo hablar con personas buscando asilo y recién deportadas de México, Centro América, el Caribe e incluso Venezuela, su país nativo.

Pero Jonathan no podía dejar de pensar en estos dos padres, Luis y Antonio. Para él con una hija de 5 años, no fue difícil imaginarse estar en esa posición. ¿Qué podría hacer?

“Piensa esto,” dice Jonathan. “todo lo malo que les está pasando a esas dos familias en Nogales, es mejor que lo que les espera al regresar a sus hogares. Rendirse no es una opción para ellos.”

“Y no es una opción para mi tampoco.”

Esta historia fue escrita por Laura Sonnenmark, directora de comunicaciones para JFON Nacional. Traducida con permiso de ella, por Jonathan Sánchez.

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Showing 6 comments
  • Maria Rodriguez

    Estos padres hacen lo que muchos siguen haciendo; sacar a sus familias de su “hogar”, por decir lo menos. Pero de allí surge la gran incertidumbre que podemos hacer? Por ellos dentro de una civilización acorralada por el mal!

    • Jonathan D Sánchez

      Gracias Maria!
      Lo que podemos hacer es seguir luchando por cambios positivos (tan pequeños como parezcan al momento) para devolverle la dignidad a muchas personas que se les ha robado. Seguir luchando por nuestros pueblos, y seguir siendo un ejemplo de lucha, amor, justicia, y perseverancia. ¡Adelante en la lucha! Y gracias por el comentario.

  • pablo

    Gracias Jony por el trabajo de JFON , que llevan adelante con tanta solidaridad y empatía cristiana. Gracias por compartir esta historia , es emocionante y contagiosa …porque otro mundo es posible
    tu amigo y colega Pablo

  • Santos A. O'Neill

    Gracias John por compartir. Que pesadilla la cual ellxs tienen que pesar. Muy triste sus situaciones. Me alegra mucho que organizaciones sin fines de lucro como lo es JFON esten en marcha facilitando familias en su proceso inmigratorio.

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